La ruta del aceite de oliva es una excelente opción para disfrutar en pareja.
La historia de los olivos de Sonoma está entretejida con la de California. Unos misioneros españoles llevaron consigo los primeros esquejes de olivo a este estado en el siglo XVIII y los plantaron en las 21 misiones franciscanas que fundaron sobre el Camino Real, una vía de San Diego a Sonoma.
En los años noventa del sigo XX, el creciente refinamiento de los paladares estadounidenses clamó por este condimento para expandir su producción local.
Ahora, California prensa 99 % del aceite de oliva del país, y es Sonoma –donde se prensa la mejor calidad de aceite extra virgen– uno de los mayores productores.
Este renacimiento también se debe a Ridgely Evers, quién viajó a la Toscana para llevar los olivos perfectos a su tierra en Davero. Él y su esposa cultivan más de 5,000 árboles en el valle Dry Creek. Suma 18,000 olivos toscanos en las bodegas Kendall-Jackson, en los valles Alexader y Bennett, y Sonoma promete una fruta de linaje ancestral en esta ruta del aceite de oliva.
Estos son los cinco puntos que no te puedes perder en la ruta del aceite de oliva:
- Comienza en la Misión de San Francisco Solano, en Sonoma.
Entre los aspectos destacados están un pequeño museo que exhibe una piedra del molino de aceitunas. El más septentrional de los centros religiosos franciscanos de California, y el único construido cuando este territorio pertenecía a México, está junto a la plaza de Sonoma.
No te pierdas la serie de acuarelas pintadas por Chris Jorgensen, artista de inicios del siglo XX.
- Los aceites de Sonoma tienen muchos sabores, desde limón verde hasta jalapeño.
Para en Olive Press, de los terrenos de Jacuzzi Family Vineyards, en el centro de Sonoma, para ver cómo se trituran las aceitunas y se infunde su aceite con aromas. “Hacen falta unos 450 kilogramos de uvas para elaborar 227 litros de vino –dice la bióloga Vicki Zancanella– y la misma cantidad de aceitunas para fabricar 56 litros de aceite”.
- Maneja una hora rumbo al norte hacia Healdsburg para almorzar en Barndiva.
Este es un lugar espacioso, en la ruta del aceite de Oliva, donde unas moreras dan sombra al patio. La cubierta de gravilla del suelo evoca un parque parisino. Barndiva sirve especialidades frescas como una ensalada César de col rizada acompañada por crostini de aceituna y aderezo de pecorino.
- En Trattore Farms, 16 kilómetros al noroeste de Healdsburg, hallarás un salón de degustación con una amplia vista del valle Dry Creek.
Trattore se especializa tanto en vinos (pruebe la zinfandel) como en aceites de oliva, para los cuales emplean dos ruedas gigantes de granito para triturar las aceitunas y formar una pasta que luego se prensa y refina hasta crear el aceite que puedes degustar.
- Pernocta en Farmhouse INN, un refugio de lujo en la campiña del valle del Río Ruso.
Este resort de 25 habitaciones sugiere un tema lácteo dada su gama de tonos leche y platillos con fuerte presencia de queso que se preparan en el restaurante con una estrella Michelin por el chef Steve Litke.
Este es un lugar ideal para descansar después de realizar la ruta del aceite de Oliva.
Otros servicios: un spa (pide el “body melt”, o derretimiento del cuerpo), un gato residente y s’mores listos para asar en la fosa para hogueras junto a la piscina.
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