Si existiera vida en Marte, no podría encontrarse lo bastante cerca de la superficie para ser detectada fácilmente con sondas robóticas, concluyó un equipo de científicos europeos.
Es posible que el cambio climático afectara la vida del Planeta Rojo.
De existir vida en Marte, no podría encontrársele lo bastante cerca de la superficie para ser detectada fácilmente con sondas robóticas, concluyó un equipo de científicos europeos. Esto se debe a que las bacterias que habitaron la superficie fueron posiblemente exterminadas por la radiación cósmica que se filtra a causa de la enrarecida atmósfera marciana.
Hace miles de millones de años, el Planeta Rojo debió tener un asombroso parecido con la Tierra, afirmó el astrobiólogo Lewis Dartnell, autor de Vida en el Universo: Guía para principiantes y estudiante de postgrado de University College, Londres. Pero luego, el clima marciano se colapsó y dio origen al mundo frío y árido que conocemos en la actualidad.
Si alguna forma de vida similar a la de la Tierra hubiera sobrevivido al cambio climático, lo más probable es que fueran bacterias que viven cerca de la superficie. Dichas bacterias habrían pasado la mayor parte del tiempo en estado latente, mientras aguardaban acontecimientos geológicos que hicieran brotar agua de las profundidades del planeta.
Por desgracia, agregó Dartnell, en tales condiciones las bacterias quedaron expuestas a milenios de radiación y sus consiguientes daños. En un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, el equipo de Dartnell reveló que aun las bacterias terrestres más tolerantes a la radiación habrían sobrevivido sólo 18 mil años en la superficie.
En contraste, las bacterias que viven a mayor profundidad habrían sobrevivido más tiempo. Sin embargo, a dos metros bajo la superficie -la máxima profundidad que alcanzará la sonda marciana cuyo lanzamiento está programado para el año 2013-, el tiempo de supervivencia habría sido de entre 90 mil y 500 mil años, dependiendo del tipo de roca.
¿Renacimiento bacteriano?
El equipo concluyó que los mejores lugares para buscar son los cráteres lacustres congelados o las barrancas de las laderas de los cráteres. Estudios recientes sugieren que en esos lugares corrió agua en los últimos cinco años, lo cual provocó que nuevas células bacterianas salieran de las profundidades.
De especial interés es la Cuenca del Elíseo, región marciana donde se especula que haya restos de hielo de un mar expulsado hacia la superficie hace cinco millones de años. Es allí donde, en opinión del equipo de Dartnell, podría haber bacterias en estado latente a una profundidad de 7.5 metros bajo el manto hielo, en espera de descongelarse y volver a la vida.
La posibilidad de excavar a suficiente profundidad para encontrar bacterias vivas sería el «santo grial de los astrobiólogos», señaló Dartnell. Gregoy Delory, físico de la Universidad de California en Berkeley, ha estudiado los químicos tóxicos del suelo marciano y su efecto potencial en el descubrimiento de vida.
Hallar bacterias vivas «es un tema que mis colegas y yo hemos debatido desde hace bastante tiempo», informó Delory vía correo electrónico. El hecho de que la vida terrestre tuviera dificultades para resistir la radiación del planeta rojo, señala, no significa que la vida originada en Marte no haya encontrado la manera de sobrevivir.
«A la postre, enfrentamos la misma interrogante, trátese de peróxidos, radiación, luz ultravioleta, polvo tóxico, atmósfera enrarecida, congelación, grandes cambios de temperatura, etcétera», expresó. Todos esos elementos son nocivos para la vida, pero sólo para la vida que conocemos.
«De allí que persita la duda, ¿Es posible que la vida se adapte a su ambiente o sólo hay una limitada variedad de ambientes donde puede haber vida?», cuestiona Delory. «La respuesta no cambia: necesitamos explorar Marte con mayor detalle para averiguarlo».