En la Tierra, las verduras necesitan luz del sol, lluvia y un sustrato nutritivo, sin mencionar la gravedad que evita que tierra y agua se alejen flotando.
Pero estas necesidades básicas no son fáciles de conseguir en la Estación Espacial Internacional, donde astronautas rusos y estadounidenses han cultivado vegetales para comprobar si se puede producir alimento en misiones espaciales largas.
Así que científicos idearon una cámara de crecimiento del tamaño de una caja de zapatos llena de arcilita, granos de barro enriquecidos con nutrientes que se liberan gradualmente y capaz de conservar agua por tensión superficial en vez de gravedad.
Por seguridad, a los astronautas estadounidenses no se les ha permitido probar su cosecha. Pero en 2008 unos pocos ciudadanos japoneses afortunados probaron cerveza hecha con semillas de cebada espaciales. El veredicto: sorprendentemente similar a las bebidas terrestres.