Una ciudad considerada por los lugareños como embrujada se convierte en el primer Patrimonio Mundial de la UNESCO en Jordania
Mucha gente ha oído de Petra, capital de los nabateos, desaparecidos desde hace mucho tiempo. Es la ciudad de piedra arenisca roja, tallada en los acantilados de Jordania. Probablemente la recuerden por ser la ciudad donde Indiana Jones encontró el Santo Grial.
Pero Hegra, otra gran ciudad de esta antigua civilización de comerciantes ambulantes, es mucho menos conocida. Llamada Al Hijr en árabe, está al noroeste de la actual Arabia Saudí. Veintinueve de sus 111 tumbas monumentales tienen inscripciones fechadas; la mayoría de las de Petra, curiosamente, están vacías.
Las tallas de Hegra permitieron a los arqueólogos datar ambas ciudades hace unos 2,000 años. Después los nabateos se disolvieron en el Imperio Romano y Hegra cayó en ruinas.
Los lugareños, creyendo que la ciudad preislámica estaba hechizada, desalentaron a los visitantes, al igual que el restrictivo gobierno saudí. Pero los saudíes cedieron y en 2008 Al Hijr se volvió el primer sitio de Patrimonio Mundial de la Unesco de su país. Los arqueólogos son ahora bienvenidos, igual que los turistas.
La imagen que ilustra este artículo muestra como los nabateos labraron esta tumba parcialmente terminada de un peñasco en el desierto de Arabia.