Se recuperaron los trabajos perdidos del antiguo erudito Arquímedes.
Se revelan secretos de Arquímedes con un acelerador de partículas atómicas.
Los trabajos perdidos del antiguo erudito Arquímedes que se encontraban en un maltratado manuscrito medieval se recuperaron utilizando la tecnología de los aceleradores de partículas atómicas, y los satélites de la NASA. Los físicos que escanearon el libro conocido como el Palimpsesto de Arquímedes revelaron una nueva página del matemático: Sobre los cuerpos flotantes.
Antes de ese hallazgo, el trabajo sólo se conocía por una traducción incompleta al latín. El tema Sobre los cuerpos flotantes es el principio de Arquímedes, en donde explica que los cuerpos sumergidos en los fluidos son impulsados hacia arriba por su flotabilidad: la fuerza es igual al peso del fluido que desplazan.
El descubrimiento del principio de la fuerza de flotación es uno de los relatos más famosos en la historia científica. Supuestamente, Arquímedes lo dedujo mientras tomaba un baño. Eufórico y desnudo, salió a la calle, corrió y gritaba: «¡Eureka!» (palabra griega que significa ‘Lo encontré’).
El académico, que vivió en Siracusa, Sicilia, de 287 a 212 a. C., también creó el Tornillo de Arquímedes, el cual gira dentro de un cilindro hueco diseñado para trasladar el agua cuesta arriba. Hoy en día, aún se emplea ese tipo de tornillo para la irrigación en algunos países en desarrollo.
El equipo de investigación también reveló nuevas imágenes de las páginas del libro Teoría de los cuerpos mecánicos, tratado que esboza un método para calcular las áreas y volúmenes que después desarrolló Isaac Newton.
Una buena técnica
En marzo, los investigadores encabezados por Uwe Bergmann, físico del Stanford Synchrotron Radiation Laboratory (Laboratorio de radiación sincrotrónica de Stanford) en Menlo Park, California, utilizaron una técnica llamada fluorescencia de rayos X para escanear el libro.
Se elaboró un mapa con diminutos rastros de hierro que evidenciaron la presencia de tinta perdida o desvanecida, la cual mostró la existencia de un texto que, a simple vista, era casi imperceptible. Más tarde, el equipo aplicó potentes emisiones de rayos X producidas por un acelerador de partículas del tamaño de una pelota de beisbol -mecanismo originalmente inventado para dividir las partículas subatómicas-.
«El aparato es 10 000 veces más potente que un tubo de rayos X convencional (como los que se utilizan en los hospitales)», explicó Bergmann. Tal intensidad permite a los investigadores escanear una página aproximadamente en 12 horas, más o menos 300 veces más rápido que con un tubo de rayos X.
El rayo toca cada sitio por menos de tres milisegundos. Así se mantiene la exposición a la radiación varios niveles más abajo de los que podrían dañar el pergamino, aclaró Bergmann. Con la ayuda de las imágenes multiespectrales, los científicos han reconstruido la mayoría del texto del manuscrito.
Esta técnica, desarrollada para las investigaciones satelitales de la NASA, como el programa Landsat, superpone imágenes tomadas en diferentes longitudes de onda de luz: infrarroja, visible y ultravioleta. Sin embargo, casi 20 por ciento del texto permaneció inaccesible hasta que Bergmann y su colega, Robert Morton, propusieron emplear fluorescencia de rayos X.
Objetos perdidos
Como muchos otros textos antiguos, los trabajos de Arquímedes sobreviven sólo gracias a los amanuenses que los copiaron en pergamino durante la Edad Media. Pero, a menudo, el pergamino se reciclaba, el «palimpsesto»: un brusco procedimiento que raspaba el texto anterior para escribir uno nuevo.
Algunas veces permanecían rastros del anterior y en otras ocasiones, se borraban por completo. En 1906, el filólogo danés Johan Ludvig Heiberg descubrió un libro de plegarias del siglo XIII en una biblioteca de Constantinopla (ahora Estambul, Turquía).
El libro se dio a conocer como el Palimpsesto de Arquímedes. Casi ilegible, bajo las oraciones se encontró un texto más antiguo: una copia del siglo X de antiguos textos griegos. Heiberg reconoció, transcribió y tradujo fragmentos de los siete trabajos de Arquímedes, dos de los cuales se habrían perdido sin su ardua labor.
Más tarde, el Palimpsesto de Arquímedes desapareció. Se cree que fue robado durante la caída del imperio otomano. Aunque bastante dañado por el moho y el fuego, en 1998 reapareció en una subasta en Nueva York. En esta ocasión, cuatro de sus páginas estaban cubiertas por pinturas medievales falsas.
Un coleccionista anónimo lo compró por dos millones de dólares, confiándolo al cuidado del Walters Art Museum, en Baltimore, Maryland. Desde entonces, el coleccionista ha patrocinado la restauración y análisis del libro. Nigel Wilson, historiador de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, opina que la misma tecnología empleada en el Palimpsesto de Arquímedes podría ayudar a arrojar luz sobre otros palimpsestos conservados en las bibliotecas alrededor del mundo.
«Habrá muchísimos», expresó Wilson. Por ejemplo, un texto recientemente descubierto en la biblioteca del Vaticano contiene fragmentos antes desconocidos del dramaturgo griego Menandro. Probablemente transcurra algún tiempo antes de que los historiadores logren comprender la importancia de las nuevas páginas del manuscrito.
Mientras tanto, el equipo de Bergmann realizó una tercera ronda de diagnóstico por imágenes. Las cuatro cubiertas de pintura esperan su turno para deslizarse por el escáner.