En el reseco herbario de National Arboretum, Alan Whittemore está proveyendo una perspectiva necesaria para las bellotas.
En el reseco herbario de National Arboretum, Alan Whittemore está proveyendo una perspectiva necesaria para las bellotas. Tras un año en que cayeran muy pocas en partes de EUA, el botánico dice que las ardillas hambrientas y la prensa ansiosa -que se pregunta: ¿se trata del cambio climático? pueden tranquilizarse.
Los robles, explica, no tienen ciclos regulares ni producen grandes cosechas cada año. Factoriza el clima -primaveras frías y húmedas perjudican la polinización; veranos calurosos y secos dificultan la maduración- y obtienes la variabilidad de las bellotas. Coincide la bióloga Victoria Sork, de UCLA.
En la década de los ochenta registró dos años casi sin bellotas en el este de Misuri. ¿Qué ocurrió el año siguiente? Una cosecha gigantesca. «Debemos ser cuidadosos al hacer muchas lecturas en un solo año», dice. Mientras, dice el botánico Rod Simmons, el siguiente año de auge será de bendiciones para todos.
Un solo roble de gran tamaño puede soltar hasta 10,000 bellotas, así que es probable que las ardillas bien alimentadas almacenen provisiones y olviden las sobras; plantarán árboles por todas partes.