Los peces Gobi fungen com auténticos guardaespaldas de los arrecifes de coral contra las algas
Los arrecifes de coral son constantemente atacados por algas marinas, que les quitan sus puntos clave para tomar el sol. Además, muchas de estas plantas tienen químicos que afectan el sistema metabólico del coral.
Sin embargo, el arrecife no esta sólo: según un estudio publicado en Science, los mismos peces los defienden.
El arrecife de coral es uno de los ecosistemas más productivos de la Tierra y de los más amenazados, pues éstos han decrecido un 50 por ciento a lo largo de la Gran Barrera de Coral (el sistema de arrecife más grande) en Australia y 80 por ciento en el Caribe.
La pérdida daña a la cadena alimenticia, declina el número de peces y los servicios del arrecife al ecosistema marino. Pero el único beneficiado de la pérdida de coral son las algas marinas.
Los corales y las algas están en pugna constante. En arrecifes sanos, estas plantas se mantienen equilibradas por peces que se alimentan de ellas, e invertebrados evitan que tomen sus casas.
Pero si se perdieran estos herbívoros, como los erizos de mar, las algas podrían cubrir todo el arrecife.
Ahora, científicos del Georgia Tech en Estados Unidos, descubrieron que los corales reclutan auténticos defensores para luchar contra las algas.
El estudio explica que cuando el profesor de biología en Georgia Tech, Mark Hay, junto con su colega Danielle Dixon, investigaban el tipo de alga más dañino para el coral, descubrieron que la especie Cholodesmis fatigiata es particularmente nociva, pues emite toxinas lipídicas que son muy dañinas para el sistema de coral.
El equipo decidió estudiar si los habitantes del coral hacían algo para evitar la expansión de la planta: dividieron una colonia de coral denominada Acropora nasuta en dos, una con peces gobi y otra sin ellos.
Después, dispusieron una alga falsa de nailon sobre el coral para observar lo que sucedía.
Los corales cubiertos con el nailon sin los peces gobi, estaban muy dañados, mientras los que tenían los peces estaban en mejores condiciones. Después de tres días, la cantidad de alga se había reducido en un 30 por ciento, en contraste con el 20-30 por ciento de daño sufrido por el coral sin colonias gobi.
Después depositaron C. fatigiata sobre el coral y observaron a los gobi salir de sus escondites para comerse a la intrusa.
«Estos pequeños peces salen y comen las algas para que no toquen el coral» dijo Hay.
Para comprender lo que sucedía, los científicos tomaron muestras de 4 tipos de agua: de corales sanos, corales lastimados por el alga con el alga presente, corales dañados por el alga después de removerla, y de la alga misma.
Los peces gobi, después de estar expuestos 15 minutos, fueron atraídos por el agua del coral dañado y no respondieron negativamente a los químicos del alga.
«Descubrimos que los gobi eran ?llamados? al área dañada por el alga, y el ?llamado? venía del coral lastimado» según Hay.
Los gobis son atraídos por el coral para su defensa, ya que ellos se encargan de limpiar el alga de sus casas. A cambio pueden vivir ahí y seguir alimentándose del coral.