Relegadas a la sombra, 255 especies de México podrían desaparecer.
¿Qué puede hacer una rana del tamaño de una moneda de un peso, cuyo hábitat se encuentra en el Pedregal de San Ángel, frente a un jaguar, animal icónico azteca? ¿O el pequeño conejo de los volcanes, de 30 centímetros de largo y único del género Romerolagus, que habita entre los 2,800 y 4,200 metros de altura en el Eje Neovolcánico, frente al águila real, la misma que devora una serpiente sobre un nopal en el escudo nacional?
A la rana fisgona de labios blancos o al llamado teporingo los han visto y conocen unos cuantos. Al jaguar y al águila, en cambio, se les ubica de inmediato como especies en riesgo sujetas a programas permanentes de rescate. Pero hay algo más.
A la rana y al conejo mencionados sólo se les localiza en el país (en un área cada vez más reducida), es decir, son especies endémicas, mientras el jaguar, extinto en muchas regiones, aún se halla en parte de México y América del Sur, y el águila real, en América del Norte, Europa y Asia.
Esto no quiere decir que estas especies no importen sino que hace falta brindar mayor atención en las especies que pasan casi inadvertidas y que, además, son endémicas de México. La Norma Oficial Mexicana (la NOM-059-SEMARNAT-2001) consigna a las especies en riesgo, pero es una de las más desconocidas y menos aplicadas en la práctica, según el doctor Carlos Galindo Leal, director de comunicación científica de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
«Es fácil aplicarla cuando la gente pide permisos de colecta -para fines científicos o para crear una Unidad de Manejo Ambiental-, comercio, etcétera. Sin embargo, si la gente las colecta y comercializa sin pedir permiso, no hay manera de controlarlas.
De hecho, el tráfico ilegal de especies es un gran problema», explica Galindo. En México, 2,596 especies se encuentran en alguna de las cuatro categorías establecidas en la norma referida: extintas (aunque podrían existir en cautiverio), en peligro de extinción (que su población ha disminuido drásticamente debido a la destrucción o modificación de su hábitat), amenazadas (que podrían desaparecer en corto o mediano plazo) y sujetas a protección especial (que se encontrarían amenazadas, por lo que habría que propiciar su recuperación y conservación).
De estas, poco más de 55%, o sea 1,449, son endémicas. La Alianza para la Extinción Cero (Zero Extinction), iniciativa global de organizaciones en pro de la conservación de la biodiversidad, reporta que México es el país con más sitios críticos en el mundo -lugares con las condiciones necesarias para albergar o conservar una especie o población clasificada en alguna categoría de riesgo-, con 63 de los 595 ubicados en el mundo, de los cuales 10 se localizan en el estado de Oaxaca.
Recuperar estas poblaciones a partir de criterios científicos permitirá que las 425 especies en peligro de extinción, 255 de las cuales son endémicas, no se sumen a las 49, incluido el emblemático lobo gris mexicano, hasta ahora consideradas como extintas y consigan salir de las sombras que cubren sus, a veces, pequeños hábitats.