La tabla periódica dio la bienvenida al elemento centésimo duodécimo, producto de una fusión nuclear.
La tabla periódica dio la bienvenida al elemento centésimo duodécimo, producto de una fusión nuclear. Un equipo conducido por científicos alemanes había identificado en 1996 al 112, el elemento más pesado hasta ahora. Quieren llamarlo copernicio, en honor al astrónomo del siglo XVI Nicolás Copérnico, cuyo modelo heliocentrista del sistema planetario refleja la estructura de un átomo con electrones que orbitan un núcleo.
International Union of Pure and Applied Chemistry debe aprobar la denominación este año. Tradicionalmente, los científicos nombraban los elementos más o menos a su gusto, favoreciendo planetas, personajes mitológicos o propiedades, como el color. En el siglo XIX los nacionalismos aparecieron y los investigadores homenajeaban a sus países.
Más adelante, científicos estadounidenses y soviéticos se enmarañaron con los nombres en los descubrimientos que ambos reclamaban. En años recientes, IUPAC estableció lineamientos para nombrar y así evitar rencillas. Una de las reglas: hasta que un nombre se apruebe, se asigna uno temporal en latín. El 112 se llama insípidamente ununbio, o sea: uno uno dos.
Llamados así por…
FRANCIO deriva de Francia, país del que provenía su descubridor.
PROMETIO, encontrado por fisión nuclear, refiere al personaje mitológico griego que robó fuego a los dioses.
RODIO se vuelve color rosa en solución. Su nombre proviene de rhodon, palabra griega para «rosa».
PLUTONIO sigue al neptunio en la tabla periódica, así como Plutón va después de Neptuno.
HELIO, vislumbrado en un eclipse solar, proviene de helios, «sol» en griego.