Sea en lata o como compota hecha en casa, los arándanos estuvieron presentes sobre muchas mesas estadounidenses el 24 de noviembre.
El fruto escarlata no se relacionó con el Día de Acción de Gracias hasta el siglo xix, según el historiador culinario Andrew F. Smith, quien cita una referencia de un periódico de 1817. Sin embargo, ha sido parte de la dieta estadounidense desde el siglo xvii, cuando los nativos lo dieron a conocer a los colonos ingleses. Hoy las frutas se venden todo el año, en jugo y secas.
También se venden como comida saludable, ya que pueden evitar que las bacterias se adhieran al tracto urinario e incluso podrían tener un rol en la prevención del cáncer. Uno de varios frutos originarios de Estados Unidos (los arándanos azules y las asiminas son otros), los arándanos son cosechados «en seco» con máquinas parecidas a cortadoras de césped que peinan las plantas, o «en mojado», lo cual implica llenar el sitio con agua y pescar la fruta que flota.
Los arándanos, nativos del noreste, también florecen en los pantanos desarrollados más al oeste. De hecho, Wisconsin, con 7 300 hectáreas, ahora tiene la mayor parte de la cosecha roja que todos los demás estados de esta nación.