¿Una forma más rápida y segura de limpiar desechos tóxicos? El gel azul podría hacerlo.
La limpieza de desechos radiactivos generalmente implica lavar con agua y jabón, cubos y cepillos. Repetir. Si esta tarea suena sucia es porque lo es, así como peligrosa para quienes están expuestos al polvo y agua contaminados. CBI Polymers, en Hawái, afirma que tiene una manera mejor de limpiar los desechos nucleares.
El líquido azul que fabrica esta empresa tal vez no parezca tecnología de punta: lo único que debe hacerse es verterlo. Pero cuando esta sustancia superabsorbente se convierte en gel, sus moléculas actúan como esponjas: ligan y encapsulan moléculas radiactivas.
Al retirar la película de gel queda un desecho ligero que puede enrollarse y tirarse con menos gastos y dificultades que cubos de agua tóxica. «Es el mismo concepto que la boligoma. Entra en cada poro, grieta o resquicio», dice Héctor Rodríguez, del Departamento de Energía de EUA, quien lo utilizó para limpiar berilio, un metal peligroso que había quedado como desecho de investigaciones de armas en el Laboratorio Nacional de Tecnología Energética de Oregón.
El proyecto de un año de duración redujo el trabajo en actividades de limpieza en 70 por ciento. Este año, CBI donó 1 900 litros para la limpieza en Japón, donde descontaminaron 2 300 metros cuadrados de paredes, aceras y parques. También es bueno con los PCB (bifelinos policlorados) tóxicos, el asbesto y metales pesados como mercurio, en toda clase de materiales -desde buques de guerra hasta plantas energéticas-, así como artefactos no industriales.
Es un trabajo rudo para este líquido viscoso de aspecto inofensivo.