Imagina ser una las mentes más brillantes de tu tiempo, descubrir una de las bases de la física, dedicar la mayor parte de tu vida a la ciencia y nunca obtener el debido crédito por ello
Imagina ser una las mentes más brillantes de tu tiempo, descubrir una de las bases de la física, dedicar la mayor parte de tu vida a la ciencia y nunca obtener el debido crédito por ello. Conoce la desafortunada historia de Julius Robert von Mayer y por qué no medimos la energía en mayers, sino joules.
Con tan sólo un año de diferencia, dos hombres idearon el mismo concepto sentando la primera ley de la termodinámica; la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. En 1843, James Joule comprobó que la energía y el calor eran intercambiables al demostrar que la temperatura del agua aumentaba tras ser agitada. Su descubrimiento por siempre marcó nuestro entendimiento de la física. Sin embargo, en 1842, von Mayer publicó un papel científico en el que llegaba a la misma conclusión, pero fue completamente ignorado.
A diferencia de Joule, von Meyer era médico de profesión por lo que, además de ignorar el procedimiento académico para realizar y presentar una publicación seria, tenía pocos contactos con la comunidad científica. Sus observaciones partían, en su mayoría, de experimentos ajenos; raramente conducía los propios.
Al realizar que su trabajo era menospreciado mientras que Joule gozaba de éxito y fama, von Mayer cayó en una terrible depresión. Tras un intento de suicidio fue internado en un hospital para enfermos mentales. Por suerte, se recuperó y continuó con sus estudios científicos, refinando cada vez más sus procedimientos.
Con el paso del tiempo, finalmente obtuvo cierto reconocimiento. Fue honorado por la Universidad de Tübingen en Alemania y se convirtió en uno de los primeros hombres en hablar acerca de la fotosíntesis. Murió en 1878 en su natal Alemania a causa de tuberculosis. Hoy en día, se le reconoce como uno de los fundadores de la termodinámica, más siempre estará eclipsado por Joule.