Deslumbrante y carismático, Jacques-Yves Cousteau fue el maestro de la exploración oceánica.
Deslumbrante y carismático, Jacques-Yves Cousteau fue el maestro de la exploración oceánica, y durante 15 de sus años más productivos -de 1952 a 1967- fue auspiciado por National Geographic Society.
Esos fueron los años en los que Cousteau, coinventor del Aqua-Lung, aparato para respiración de aire comprimido que revolucionó el buceo, se volvió famoso; los años en los que National Geographic realizaba películas de su dragaminas adaptado de la segunda guerra mundial, el Calypso, conocido en todo el mundo; los años en que desde sus cubiertas desplegaba una colección de cámaras submarinas ingeniosamente adaptadas para realizar The Silent World, documental submarino que en 1956 ganó un Oscar y obtuvo el prestigioso Prix d’Or en el Festival de Cine de Cannes.
También era la época del Homo aquaticus, como Cousteau lo llamaba, la era del hombre submarino. Mientras los astronautas se elevaban hacia el espacio exterior, los acuanautas de Cousteau se zambullían en lo que a veces se llamaba el «espacio interior», el mar, en su propio platillo, novedoso platillo buceador, diseñado y construido con apoyo de National Geographic. Otros acuanautas vivieron y trabajaron en viviendas submarinas futuristas, a profundidades entre 10 y 100 metros, cual ciencia ficción.
Con Cousteau lo extraordinario se convirtió en ordinario, y él se volvió el rostro público del amanecer de esta era de la oceanografía. En 1961, al colocar la Medalla de Oro Especial de National Geographic alrededor del cuello de Cousteau, el presidente John F. Kennedy habló a nombre de millones en todo el mundo cuando llamó a este galante francés «uno de los grandes exploradores de una dimensión completamente nueva».