Mientras que es poco probable que una tormenta toque tierra directamente en Manhattan, una tormenta cercana ocasionaría una enorme inundación y fuertes oleadas, afirman los expertos.
Un huracán cerca de la Ciudad de Nueva York ocasionaría daños catastróficos.
Aunque es poco probable que una tormenta toque tierra directamente en Manhattan, una tormenta cercana ocasionaría una enorme inundación y fuertes oleadas, afirman los expertos.
Incluso el más mínimo huracán inundaría las pistas del Aeropuerto John F. Kennedy y la acción demoledora de las olas impulsadas por el viento causaría daños significativos en las construcciones, explica Stephen Baig, especialista en tormentas del Centro Nacional de Huracanes (National Hurricane Center) en Miami.
Un huracán menor también ocasionaría una inundación a lo largo del Bajo Manhattan, dependiendo de cómo se acerque la tormenta y si llega con marea alta o baja. Para empeorar las cosas, muchos de los ciudadanos de Nueva York no comprenden cuán severos pueden ser los daños producidos por un huracán.
Scott Mandia, profesor de física en Suffolk County Community College, en Selden, opina que los cuatro millones de residentes de Long Island se asombrarían con las secuelas producidas por la tormenta. «Creo que lo que no entienden es cuánto cambiarían sus vidas después de un huracán -explica Mandia-. Aquellos que viven lejos del agua suponen que un huracán significa tomarse un día de trabajo y luego volver a la normalidad. Provocaría un cierre económico de varias semanas, quizá de un mes -continuó-. La parálisis económica es lo que más sorprendería a la gente».
Gregory Caronia, director del plan de urgencia del Condado Nassau, en Long Island, prepara a los residentes del condado para que puedan sobrevivir solos por lo menos cuatro o cinco días después de un huracán. «Nuestros recursos son sumamente limitados y hay demasiada gente aquí -explica Caronia-. Una respuesta rápida es imposible. Ocho horas después del huracán, quizá podríamos recibir algún reconocimiento de los daños. Más allá de eso, tardaríamos de uno a tres días antes de poder ayudar a la gente».
Daños generales por el huracán
Los pronósticos también advierten que el huracán que sacudiera a la Ciudad de Nueva York causaría problemas fuera de la ciudad misma. «Desde el huracán Katrina, reconocemos que un huracán mayor cerca de algún centro urbano repercutiría nacional e internacionalmente», comentó Nicholas K. Coch, profesor de Ciencias Ambientales de la Universidad de Queens, en la Ciudad de Nueva York.
Nueva Orleans, uno de los puertos más importantes de la nación, fue devastado en agosto pasado por el huracán Katrina. La destrucción contribuyó a un súbito incremento en los precios del petróleo y la ciudad sigue luchando para recuperarse. Nueva York, centro financiero mundial, tiene una presencia aún más grande en el comercio nacional e internacional.
Si un huracán cerrara el puerto de Nueva York y la bolsa de valores por una semana o más, el daño a la economía de la nación sería aún más severo que aquel causado por Katrina, explicó Coch. A pesar de que tradicionalmente a Nueva York no se le asocia con los huracanes, la ciudad los ha sufrido en el pasado y es vulnerable a una oleada de tormentas.
En 1990, un estudio llevado a cabo por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (U.S. Army Corps of Engineers) afirmó que las tres ciudades de Estados Unidos más vulnerables a los huracanes son Nueva Orleans, Miami y Nueva York.
@@x@@Historia de huracanes en Nueva York
La última vez que un huracán pasó por el litoral de Nueva York fue en 1985, cuando el huracán Gloria acabó con la costa de Nueva Jersey antes de tocar tierra en Long Island, al este de Manhattan. Pero cuando llegó la tormenta, los vientos más fuertes se habían reducido a 161 kilómetros por hora, o menos. Caronia, el director del Manejo de Emergencias, está preocupado porque la gente que sufrió el huracán Gloria cree que ha visto lo peor que puede hacer una tormenta.
«Honestamente, creo que Gloria fue un huracán menor -comentó-. La gente evalúa su experiencia con los huracanes conforme a lo que fue expuesta. Es eso lo que me preocupa». El huracán más intenso registrado en Nueva York golpeó a Long Island en septiembre de 1938, con vientos sostenidos que rebasaron los 193 kilómetros por hora.
La tormenta mató a 600 personas y causó daños considerables de Nueva Jersey a Nueva Inglaterra. Pero el ojo del huracán no pasó por Manhattan, lo cual minimizó el daño en el centro de la ciudad.
La ruta de los huracanes
La mayoría de los huracanes que llegan a Nueva York viaja paralelamente al litoral de las costas del Atlántico de Estados Unidos, lo cual disminuye las probabilidades de que golpeen Manhattan. Sin embargo, la línea costera forma una curva abrupta hacia el este, justo al norte de la ciudad, lo que aumentaría el riesgo en Long Island.
«La ciudad de Nueva York está resguardada lejos de la costa», dice el metereólogo Joe Bastardi, del pronóstico meteorológico AccuWeather. «Un huracán devastador en Nueva York tendría que ser peor en otro lugar, como en Long Island o Nueva Jersey». Las tormentas de menor intensidad que la del huracán de 1938 han dañado más a la ciudad.
En 1821, el ojo del huracán produjo una oleada de cuatro metros hacia el puerto de Nueva York, e inundó el Bajo Manhattan. La inundación habría sido todavía más devastadora si el ojo no hubiera llegado con la marea baja.