Los diamantes de sangre y minerales de conflicto se extraen de minas en zonas de guerra y se utilizan para financiar grupos armados alrededor del mundo.
Los «diamantes de sangre» y «minerales de conflicto» se extraen de minas en zonas de guerra y se utilizan para financiar grupos armados alrededor del mundo. Se ha desarrollado una nueva forma de localizar el origen de una roca para ayudar a evitar el comercio ilegal: la empresa Materialytics, con sede en Texas, ofrece un servicio con más de 95% de precisión que identifica el origen de las rocas, desde rubíes hasta minerales utilizados en los celulares.
El proceso empieza con un rayo láser que convierte una minúscula cantidad de la roca en microplasma brillante para producir una chispa que será identificada por un espectrómetro. Las longitudes de onda crean una secuencia espectral única; en minutos se puede saber si hay una correspondencia en la base de datos de la empresa, que por lo pronto cuenta con más de 50,000 muestras de más de 60 países.
Algunas muestras se pueden rastrear incluso hasta la mina de donde se extrajo la gema. Esta tecnología llega en buen momento. En EUA, se han propuesto leyes que podrían exigir a los importadores que informen si sus productos contienen minerales procedentes de regiones en conflicto. En tanto que el Proceso Kimberley, apoyado por la ONU, tiene muchas fallas, la geología precisa podría ser la clave para que los diamantes se libren de este problema.