La EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente, por sus siglas en inglés) está preocupada debido a los fuegos artificiales. Y no tanto por el ruido y el humo, sino por un químico tóxico que provee el oxígeno para la combustión.
La EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente, por sus siglas en inglés) está preocupada debido a los fuegos artificiales. Y no tanto por el ruido y el humo, sino por un químico tóxico que provee el oxígeno para la combustión.
El culpable es el perclorato, y el temor, que se filtre al agua potable. Las primeras investigaciones sugieren que podría entorpecer la producción de hormonas de crecimiento en la tiroides, en especial en niños y mujeres embarazadas. «Amerita más estudios», dice Rick Wilkin, vocero de EPA.
En un estallido de fuegos artificiales, las partículas de perclorato pueden aterrizar sobre el agua, escenario típico para la pirotecnia. Una mala limpieza de los desechos incrementa la contaminación: el perclorato perdura.
En un estudio en un lago de Oklahoma, de 2004 a 2006, los niveles aumentaron tras un evento de fuegos artificiales, y llevó entre 20 y 80 días estabilizarlos, en gran parte por el clima. Los químicos Darren Naud y Mike Hiskey han ideado una solución.
La mayoría de los fuegos artificiales hechos en su compañía de Nuevo México tiene una combustión más limpia, con oxidantes basados en nitratos y no en perclorato.
Esta variedad baja en humo es ideal para espectáculos bajo techo, como el Cirque du Soleil; pero para los que son al aire libre se prefieren las importaciones de China, mucho más baratas.
Sin leyes que regulen el perclorato, a los planificadores de eventos no les agrada gastar más dinero por sus explosiones.