Sumergidas en aguas marinas transparentes, mis estatuas de tamaño natural funcionan como arrecifes tropicales.
Al principio podrían parecer ruinas de una antigua civilización. Pero, al observarlas más de cerca, se puede ver que están basadas en gente real realizando tareas contemporáneas. Las estatuas están hechas de concreto marino con pH neutro que no es dañino para el coral.
¿Por qué las he creado?
Para mostrar cómo puede lucir una relación simbiótica y sustentable con la naturaleza. Hace cinco años, en Granada, en el Caribe, mi entrenamiento en escultura, buceo, diseño de escenografía y fotografía convergieron. Me di cuenta que las estatuas submarinas podrían ser una forma artística de revivir el ecosistema de una bahía.
Después de obtener la autorización del gobierno, mi ambición creció y desde entonces he sumergido cientos de obras y he fotografiado los resultados. Primero bosquejo la estatua, después investigo la mejor manera de construir, transportar e instalar la obra.
Cuando está en su lugar, unos seis meses más tarde, la fotografío: es la parte divertida. Pero también representa un reto. El agua salada altera las formas y el clima y la luz son inconstantes. Quienes esnorquelean, los buzos y los turistas de los barcos de fondo de cristal pueden ver mi obra. Espero que la disfruten pero también que aprecien el lugar donde está: en una intersección vital del arte, la ciencia y el medio ambiente.
Jason deCaires Taylor vive en México. Encuentra su obra en:
underwatersculpture.com