Misióm: Devolver la salud a los océanos y proteger zonas prístinas.
De niño aprendí a esnorquelear antes de aprender a nadar. Mi primer recuerdo bien definido es de cuando vi una estrella de mar roja en la Costa Brava de España. La experiencia de mi familia con los peces era principalmente en la cocina: tenían un restaurante. Pero yo vi los documentales de Jacques-Yves Cousteau y soñaba con convertirme en buzo de su Calypso.
De niño asumí que los grandes peces solo pertenecían a mares exóticos y tropicales. No los veía en el Mediterráneo que conocía. Pero unos años después, en ese mismo mar, en la Reserva Marina de las Islas Medes, finalmente vi todos los peces que no había visto nunca: espáridos, corvina, mero. Vi todo lo que se había perdido por la sobrepesca y la contaminación y me di cuenta que todo el Mediterráneo debía haber sido así.
Entonces decidí trabajar en la creación de reservas marinas. Estas zonas protegidas benefician a peces y personas. Después de muchos años, la vida marina puede recuperarse hasta alcanzar niveles similares a los de las zonas prístinas. También hay ventajas para los pescadores.
En una pesquería de Kenia, el ingreso se ha duplicado por las reservas marinas. En años recientes, he ayudado a estimular a líderes para crear zonas marinas protegidas en las costas de Chile, Costa Rica, Belice y Estados Unidos. Pero se necesita hacer más para restaurar la salud del océano: necesitamos administrar mejor nuestras pesquerías no sustentables, mejorar la acuicultura y aplicar las leyes de contaminación marina.
Mis recuerdos más gratos son bajo el agua, en especial en sitios con grandes depredadores, porque quiere decir que hay más de todo y puedo saber que las aguas están sanas.