En los momentos del día de mayor demanda, hay una mayor concentración para resolver problemas.
Un estudio reciente de Mareike Wieth y Rose Zacks alega que la innovación y la creatividad son mejores cuando no estamos en nuestros «mejores momentos», por lo menos con respecto a nuestro ritmo circadiano. Los ritmos circadianos determinan si se es una persona madrugadora o si se es de los que se levantan tarde, actualmente se mide por el Morningness-Eveningness Questionnaire, un cuestionario que bien se puede hacer con lápiz y papel.
Los ritmos circadianos operan las fluctuaciones de muchos procesos psicológicos como la alerta, el ritmo cardiaco y la temperatura corporal. Pero los estudios actuales indican que este funcionamiento también influye nuestro proceso intelectual.
El estudio demuestra que nuestro mejor desempeño en una retadora y demandante labor, como estudiar entre muchas distracciones, ocurre en los horarios en que nos sentimos presionados. Cuando trabajamos en esta hora optima del día, filtramos todas las distracciones de nuestro entorno.