En los últimos días se han registrado erupciones solares de gran potencia.
Desde marzo 2 del año en curso, la región solar 1429 empezó un ciclo de actividad que se ha traducido en tres erupciones solares. Las primeras dos, de clase M, la segunda categoría con mayor pico de flujo de rayos X (vatios por metro cuadrado), ocurrieron el día 2 y 4 de marzo.
La tercera erupción, de clase X (10 veces mayor a la clase M), con el mayor rango de picos de flujo de rayos X, se registró a las 10:30 am, hora del este, el 4 de Marzo. Un campo electromagnético vino acompañado de esta última, aunque se prevé que no afecte directamente la magnetosfera terrestre.
Sin embargo, las erupciones de clase M sucedieron con un radio de explosión denominado Tipo IV que duró 46 minutos, lo que conllevó a un enlazamiento de los campos magnéticos que sucedieron con las otras dos erupciones, y lo que podría provocar una interferencia en las comunicaciones en la Tierra.
Sumándole a esto, el 5 de marzo a las 4:30 horas del meridiano de Greenwich, se liberó una poderosa erupción de clase X. Según se estima, la emisión electromagnética esquivará la Tierra e impactará en Mercurio y Venus. Aún así, el equipo que se encarga del Observatorio de Dinámicas Solares (SDO, por sus siglas en inglés), una sonda que fue enviada para investigar los fenómenos solares y que se monitorea desde el Centro Aeroespacial Goddard de la NASA, sugiere que los observadores del firmamento estén alertas en las próximas noches para atrapar alguna aurora boreal
Las erupciones solares ocurren cuando el plasma en la corona solar y la cromosfera se calienta a decenas de millones de grados Kelvin, lo que deriva en una aceleramiento de electrones, protones e iones a una velocidad cercana a la luz, produciendo una explosión cósmicamente violenta que a la vez liberan campos electromagnéticos. Se dan lugar en los ciclos de máxima actividad solar, normalmente en las regiones activas que son las manchas solares.
Un erupción solar estándar despliega una cantidad de energía equivalente a decenas de millones de bombas de hidrogeno. Las erupciones más violentas, las del tipo M y X, pueden ocasionar daños en satélites e incluso ocasionar una dosis de radiación a pasajero que vuelen cerca de los polos, además de crear problemas globales de transmisión.
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