Los millones de calamares gigantes, también conocidos como calamares de Humboldt o voladores, viven vidas ?rápidas y furiosas?, dice Ken Baltz, oceanógrafo especialista en peces de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EUA.
Calamar al aire
Los millones de calamares gigantes, también conocidos como calamares de Humboldt o voladores, viven vidas «rápidas y furiosas», dice Ken Baltz, oceanógrafo especialista en peces de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EUA. «Cazan y comen y cazan y comen» durante un año o dos, luego expiran.
Su dieta son principalmente peces, un ave marina ocasional y a veces se comen entre sí. «Vuelan» esporádicamente, impulsándose desde el agua. Como el cuerpo de un calamar con sus tentáculos puede alcanzar 1.8 metros y pesar hasta 37 kilos, es toda una hazaña. El vuelo tal vez sea una manera de evadir a los depredadores, aunque los científicos no saben exactamente por qué.
Tampoco entienden cómo cambian con rapidez de color rojo a rosa, a marrón: quizá para confundir a sus presas o intercambiar señales entre ellos. Ahora, este habitante de las aguas cálidas es noticia debido a una inesperada incursión en el Pacífico norte. Su apetito voraz seguramente afectará el ecosistema.
Si los salmones están también en el menú, añade William Gilly, biólogo de la Hopkins Marine Station de la Universidad de Stanford, las empresas pesqueras del noroeste de Estados Unidos sufrirán. Pero él no cree en los reportes de ataques en el verano de 2009 a buzos en San Diego.
Un calamar podría dar un pequeño golpe con un apéndice dentado para evaluar si algo es comestible, dice. «Son listos, curiosos y realmente táctiles». Cualquier persona en traje de buceo sería considerada no apta para consumo cefalópodo.