Las bombas atómicas producen un efecto de aurora
Este particular efecto de la bomba atómica, como muchos otros inesperados, se pudieron constatar en 1962 durante pruebas nucleares realizadas por el gobierno de Estados Unidos. Los científicos de la época, perplejos, observaron como la explosión superaba sus expectativas.
En plena guerra fría, se llevó a cabo el proyecto Starfish Prime durante el cual se detonó una bomba nuclear aproximadamente 500km por encima del Océano Pacífico cerca de Honolulu, Hawai. Los residentes de la isla fueron invitados a presenciar el peligroso espectáculo.
Los observadores se deleitaron durante 7 minutos con una luminosa aurora boreal. El fenómeno se debe a que las partículas liberadas por la bomba entran en contacto con las moléculas de la atmósfera, las cuales al calentarse se iluminan. Sin embargo, más allá de luces en el cielo, la explosión creó un poderoso campo magnético.
El estallido de 1.4 megatoneladas generó grandes cantidades de rayos X y Gamma, así como diversas partículas subatómicas. Con un alcance de cientos de kilómetros, logró ocasionar un apagón eléctrico en Hawai, así como interrumpir la señal telefónica y de radio. Seis satélites, incluyendo uno ruso, fueron dañados.
Tras el experimento, hubo un mayor entendimiento de la física nuclear. Efectos como la aparición de una aurora boreal, la existencia de breves pero poderosos campos electromagnéticos y la presencia de cinturones de radiación se añadieron al conocimiento científico.