A veces los meteorólogos deciden dejar de reciclar el nombre de alguna tormenta.
Si Patricia, que fue catalogado como el huracán más fuerte registrado en el hemisferio occidental, deja un saldo tan destructivo como algunos predicjeron, nunca debe haber otra tormenta con ese nombre.
El huracán tocó tierra el viernes pasado en el estado mexicano de Jalisco, y se convirtió posteriormente en depresión tropical.
La Organización Meteorológica Mundial, que asigna nombres a las tormentas para ayudar a evitar la confusión de advertencias por eventos meteorológicos simultáneos, reutiliza nombres de años anteriores en forma rotativa, pero suprime los nombres de las tormentas que causaron un gran número de víctimas mortales o daños graves.
Por ejemplo, el nombre de Sandy se retiró después de la tormenta con ese nombre, que pasó por el Caribe y la costa atlántica de Estados Unidos en 2012, causando al menos 147 muertes.
Como huracán, Patricia ocasionó algunos destrozos materiales en su paso por Colima, Jalisco y Michoacán.
Sandy es uno de 78 nombres de huracanes del Atlántico y 55 nombres de huracanes del Pacífico que han sido retirados desde 1953. En 2005, Katrina, Rita, Dennis, Stan y Wilma fueron retirados de la lista de huracanes del Atlántico.
La Organización Meteorológica Mundial también retira los nombres de tormentas que se volvieron controversiales, como Adolph o Isis.
Dependerá de México solicitar el retiro del nombre Patricia en la reunión de la OMM en abril próximo. (Lee: ¿Por qué debe seguir la alerta por Patricia?)
Los prejuicios de género
Hoy en día, los nombres de las tormentas se han extraído de numerosas lenguas y culturas. A partir de la década de 1970, se agregaron nombres masculinos en las listas de nombres femeninos. Atribuir el género puede haber tenido un efecto sorprendente: Un estudio de 2014 de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign encontró que las personas toman las tormentas con nombres femeninos menos en serio, lo que puede poner en riesgo la vida.
Los críticos rechazaron esa suposición, pero Sharon Shavitt, coautor del estudio, dice que su equipo de investigación mantiene su confirmación.
Liz Skilton, historiadora de huracanes, cuestiona la práctica del etiquetado de huracanes como hombre o mujer. "Estamos poniendo nombres específicos del sexo en una cosa sin biología", dice. "¿Podremos alguna vez alejarnos de eso?".