Este lugar no usa su nombre original, sino uno inventado. Es un sitio de moda en Sudáfrica que se abre paso entre delitos y violencia.
Maboneng es el barrio de moda en el centro de Johannesburgo, un área de mala fama de esta ciudad sudafricana. Aquí festejan los artistas, vienen a curiosear los ricos y quedan asombrados los turistas, pero en los lugares donde ya no hay vigilantes comienza inmediatamente la miseria. ¿Cómo se pueden combinar estos dos mundos opuestos?
Esta noche, Dario Manjate saluda a los visitantes con una amplia sonrisa. En la galería Imba Ya Serai se inaugura una exposición de sus cuadros. Apenas hasta hace dos años, Manjate tenía pocos motivos para reírse en el centro de Johannesburgo. "Me desvalijaron tres veces, en pleno día", dice. Sin embargo, hace tiempo que esto ya no le ha pasado.
Maboneng, donde Manjate expone sus obras, es solo una parte muy pequeña del centro de Johannesburgo. De hecho, Maboneng no es su nombre original, sino que fue inventado por la empresa inmobiliaria Propertuity. Significa "lugar de la luz". En 2009, Propertuity comenzó a comprar y renovar edificios industriales en la zona. Así nació el "Arts on Main", un mercado alimentario instalado en un antiguo almacén. Poco después se inauguraron en el lugar galerías, restaurantes, cafés, librerías, tiendas de diseño, un teatro y un cine.
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James Rood, un hombre de 35 años, está sentado al sol frente a un café y bebe un jugo recién exprimido de jengibre y zanahoria. Una mujer joven con un peinado iroqués y calzado deportivo multicolor se pavonea sobre la acera. "Aquí se está muy bien", dice Rood. Este sudafricano, que tiene la estatura de un jugador de futbol americano, se crió en Johannesburgo. Se fue a vivir a Inglaterra y después trabajó para una compañía petrolera noruega. Ahora está otra vez aquí. Maboneng se está desarrollando, pero los precios inmobiliarios todavía son accesibles.
Bajando menos de dos minutos por la calle Fox Street se encuentra el patio de "Art on Main", que se va llenando de gente. Los cocineros en los puestos preparan hamburguesas y sándwiches. A los visitantes les dan un pedacito para probar. Armonía cívica. En cada esquina de la calle hay vigilantes de una empresa de seguridad privada.
Para Bheki Dube, el hecho de que Maboneng se haya convertido en un barrio de moda solo puede ser motivo de alegría. Muchos turistas se alojan en su hostal, el "Curiocity Backpackers". Lo inauguró en 2013 y casi siempre tiene una buena ocupación. "Dentro de cinco años, el ‘Curiocity’ será el hostal más popular de Sudáfrica", asegura Dube, que tiene 23 años. (Lee: Sudáfrica sube de precio)
Los turistas se sienten muy agusto en Maboneng. En el barrio pueden tomar un buen café y comer hamburguesas con queso azul. El cóctel en la tarde en el bar "Rooftop" sabe especialmente bien. El ambiente está impregnado por el optimismo de gente exitosa con sentido del estilo. Los fines de semana, los jóvenes de Johannesburgo se reúnen en el restaurante "Pata Pata".
Para los hombres que acuden al "Fox Den Pub", situado una calle más adelante, la zona sigue llamándose Jeppestown, el verdadero nombre del barrio, que abarca parcialmente Maboneng. Hace algunas semanas se produjeron aquí protestas violentas. Testigos relataron que en las calles al sur de Fox Street se levantaron barricadas en llamas y se arrojaron piedras desde los tejados. El detonante de los disturbios fue un proyectado desahucio.
"No se puede crear una calle donde todo esté resplandeciente mientras que en los alrededores todo se derrumba", dice una mujer en el mercado de Maboneng. "Lo llaman desarrollo del vecindario, pero no es así. Maboneng es una isla, es un peep-show". Efectivamente, la imagen modélica del barrio rápidamente se resquebraja cuando el turista se aleja apenas dos calles paralelas de Fox Street. Las aceras están agietadas y hay ratas revolviendo la basura.
James Rood observa la gigantesca obra en la esquina de Lower Ross con Beacon, al norte de Fox Street, con el retrato de Nelson Mandela. Aquí se está construyendo un bloque de viviendas con un gimnasio, un centro comercial y una piscina en la azotea. "Una vivienda de entre 45 y 65 metros cuadrados sería muy pequeña para mí", dice Rood. "Mejor una de 100 metros cuadrados". Sin embargo, a lo mejor se puede alquilar más fácilmente una vivienda pequeña, reflexiona. Más tarde pide los planos en el estudio de arquitectos "Curiocity".
Bheki Dube cree que la fuerza de Maboneng va a contagiar positivamente a toda Johannesburgo. "Hay que dejar que la burbuja crezca, estalle y arrastre a toda Johannesburgo", dice Dube. James Rood viaja en un coche de alquiler con las ventanas bajadas por Hillbrow y expulsa el humo de su cigarro al aire fresco. "Quizá haya sido la idea más estúpida de mi vida", dice. Ha decidido comprar dos apartamentos.