La población realiza diversos rituales con los que consideran que el alma está protegida.
En Filipinas, las personas pueden admirar a algún bebé que está durmiendo dulcemente, pero de ninguna manera deben sacarle fotos, ya que los filipinos creen que la cámara podría robarle el alma al niño.
En general, el país mayoritariamente católico se preocupa en cualquier situación de la vida por el bienestar del alma.
Así, ir a la cama con hambre en la noche es considerado peligroso, porque el alma podría salir para buscar alimentos, perderse en el camino y no volver nunca más.
Durante un velorio está prohibido barrer mientras se vele al familiar; no importa que el polvo se acumule alrededor del ataúd, porque la escoba también podría barrer al alma. Durante el cortejo fúnebre hacia el cementerio, la gente muchas veces tira monedas sobre el féretro para que el alma del difunto pueda pagar su viaje al más allá.
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Finalmente, es necesario procurar que los espíritus siempre estén de buen humor para que la familia no tenga mala suerte. Ello puede trastornar todos los planes familiares. Por ejemplo, las bodas tienen que suspenderse si antes del casamiento muere un familiar. Celebrar una boda el mismo año en que murió un familiar es considerado como un mal presagio.