La llegada de la lluvia ha ocasionado deslizamientos y la pérdida de vidas, mientras urgen recursos para la reconstrucción.
Dos meses después de que un potente terremoto sacudiera el valle de Katmandú llevándose las vidas de casi 9,000 personas, el gobierno de Nepal confía en que la comunidad internacional les ayude a reconstruir el devastado país. Y para ello ha organizado una conferencia internacional en la que espera reunir a representantes de más de 50 países.
"Ahora que la fase de ayuda inmediata está terminando, el desafío es la reconstrucción, para la que se necesitarán millones de dólares", dijo el ministro de Finanzas, Ram Sharan Mahat. "Estamos pidiendo asistencia a la comunidad internacional, por eso organizamos esta conferencia", que tendrá lugar este jueves.
El pasado 25 de abril, Nepal se vio sacudido por un terremoto de magnitud 7.8 en la escala de Richter, al que siguieron fuertes réplicas hasta bien entrado el mes de mayo. Desde que la tierra dejó de temblar, gran parte del daño causado ha empeorado, pues las casas que aún quedaban en pie se ven ahora afectadas por la lluvia estacional que comenzó en junio.
En un principio se criticó duramente a las autoridades por la caótica distribución de la ayuda humanitaria. "Los funcionarios del gobierno tiraron el arroz que no podían transportar a las zonas de alta montaña, así que mi familia consiguió mucho", cuenta Jeena Karki, quien trabaja en Katmandú mientras su familia sigue viviendo en un refugio temporal en Sindupalchowk. Sin embargo, en el vecino distrito de Ramechhap, muchos vecinos no recibieron alimento alguno. (Lee: La tragedia alimentaria en Nepal)
Hari Khadka, quien trabaja como chofer en Katmandú, cuenta que ha gastado 6,000 rupias (unos 59 dólares), el sueldo entero de un mes, en construir un refugio de bambú para su familia. El gobierno ha prometido 15,000 rupias para la reconstrucción de los hogares afectados, pero muchos, como el caso de los Khadka, aún están esperando la ayuda.
Quienes sobrevivieron a la tragedia están de acuerdo en que ahora lo más urgente es la reconstrucción. Desde que en junio comenzaron las lluvias monzónicas, más de 50 personas han muerto a causa de los corrimientos de tierra. "Más de un millón de hogares quedaron destruidos. Miles de edificios del gobierno, 10,000 escuelas, miles de centros médicos y monumentos deben ser reconstruidos. Para eso es para lo que se necesita la mayor parte de la financiación", afirma Mahat.
El gobierno calcula que las pérdidas económicas ascienden a unos 7,000 millones de dólares, lo que supone en torno a un tercio del producto interno bruto (PIB) del país. Además, el terremoto y sus réplicas dejaron a otro tres por ciento de la población -unas 700,000 personas- por debajo del umbral de la pobreza. Y según el Banco Mundial, la tasa de pobreza ya era de un 25 por ciento antes de la catástrofe.
Tras el terremoto de abril, las autoridades nepalíes anunciaron un plan de ayuda inmediata de 1,300 millones de dólares. Ahora, el país busca otros 3,000 millones más. El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) prometió 200 millones en préstamos para la reconstrucción inmediata de colegios y viviendas. Y el Banco Mundial también ha anunciado otros 500 millones de dólares.
"Estamos intentando proporcionar financiación adicional, sin que eso afecte a los proyectos de desarrollo existentes", dijo el director del ADB para Nepal, Kenichi Yokohama. Según añadió, la institución está planeando aumentar su aportación anual a 260 millones de dólares para 2017.
No obstante, el país sigue necesitando dinero urgentemente. "Apenas hemos recibido donaciones, y en las pocas que hay, el dinero en efectivo es muy marginal", dijo el ministro Mahat. Ante las críticas por la distribución de la ayuda humanitaria, señaló que el país tiene sus reglas y las respeta. Pero anunció que el gobierno está poniendo en marcha "un mecanismo especial" para acelerar esa tarea.
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