Coronando la bóveda celeste, la superluna rosa apareció en el cielo como parte de los fenómenos astronómicos del mes de abril.
La noticia de la superluna rosa inundó redes sociales bajo una misma premisa: la noche del 26 de abril, habría que volver la mirada al cielo para poder observarla en todo su esplendor. El fenómeno será visible de forma casi total durante otro par de días, antes de que el satélite natural se aleje de la Tierra y la fase menguante disminuya su visibilidad.
No es la primera vez que una superluna corona la bóveda celeste de primavera. Por el contrario, este fenómeno natural se ha presentado desde tiempos inmemoriales, inspirando las tradiciones religiosas de diversos cultos alrededor del mundo.
Ramadán para los musulmanes. Líneas esotéricas para los hindúes. Rituales espiritistas en el caso de los nativos americanos. Todos confluyen en un mismo motivo: la presencia de la luna llena de abril en el cielo, que ilumina la bóveda celeste con un esplendor más poderoso que las demás noches del año.
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Con la construcción y derrumbe de diversas civilizaciones, no se ha podido demostrar que la luna tenga realmente una influencia en las cosechas o en la actividad humana. Cualquier aseveración cercana a un cambio en el destino a raíz de este tipo de fenómenos astronómicos todavía se considera fuera del estudio científico relativo al movimiento de los astros.
A pesar de que esto es cierto, el estudio astronómico apunta a que la luna aparece más grande en el cielo debido a que, durante su órbita, se acerca más a la Tierra (perigeo).
La luna llena coincide con diversas celebraciones en torno al resurgir de la primavera. Los retoños de las flores y diversos tipos de musgos en abril llevaron a los pobladores originarios de Estados Unidos a llamarla «Luna Rosa», en honor a las tonalidades que afloraban en los campos paralelamente.
Esto no quiere decir que la luna se tiña de una tonalidad en específico mientras este fenómeno astronómico se presenta. Por el contrario, es una manera histórica y cultural de aludir a un mismo evento.
Para ver la luna, basta con dirigir la mirada hacia el este, donde aparecerá a partir de las 20 horas (tiempo del centro de México), desde donde seguirá su camino por la bóveda celeste durante el resto de la noche, hasta desaparecer por el oeste al amanecer.
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