La solución a los ataques de tiburón puede llegar pronto
Cuando la canadiense Nicole Moore decidió pasar sus vacaciones en Cancún nunca imaginó que terminaría luchando por su vida. Fue mordida por un tiburón a escasos metros de la playa donde se hospedaba. Al difundirse la noticia del ataque, se suscitó una terrible matanza de tiburones toro. Más de 70 de estos animales fueron masacrados por los pescadores de Puerto Juárez.
El tiburón toro vive en aguas cálidas poco profundas, llega a medir hasta 3.5 metros con 230kg de peso. Generalmente caza en lugares frecuentados por personas, por lo que son comunes los ataques a humanos.
Con el enorme crecimiento que ha tenido la zona hotelera de Cancún, la convivencia con estos predadores marinos se vuelve cada vez más peligrosa. Un equipo de científicos de la Universidad de Lethbridge en Australia pueden haber encontrado la solución. Tras experimentar con el tiburón bambú se reveló que la cría, aun dentro del huevo, es capaz de percibir el peligro y reaccionar ante él.
Durante el estudio, se emitieron señales electromagnéticas que imitaban aquellas producidas por sus predadores naturales, los tiburones bebés permanecían completamente inmóviles, volviéndose más difíciles de localizar.
Aunque una especie diferente al tiburón toro, ambos escualos poseen ampollas de Lorenzini, un órgano sensitivo que les permite detectar diminutos cambios en el campo magnético que los rodea.
Ryan Kempster, partícipe del experimento, sugiere un posible repelente de tiburón que, al emitir señales de peligro, los aleje de playas pobladas y áreas de pesca que los pongan en riesgo. Sin duda, una solución más ecológica para los tiburones que nadan en las peligrosas aguas de Cancún.