Desde hace años, el pueblo achuar padece el problema que se agrava por el abandono a la comunidad indígena.
Aunque en la actualidad los titulares se los llevan otras enfermedades como el virus del Zika, la rabia silvestre se ha convertido en un problema grave en el departamento amazónico peruano de Loreto, donde está acosando al pueblo achuar.
La complicación se suma al abandono que en muchos aspectos sufre esta comunidad indígena.
Las medidas tardías del Gobierno no logran detener las muertes, denunció la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que registra hasta mediados de febrero 17 muertos, entre ellos 12 niños de entre 8 y 13 años.
"La situación es sumamente preocupante y demandamos más acción del Gobierno", advirtió el presidente de AIDESEP, Henderson Rengifo.
"Cuando comunicamos los tres primeros fallecidos (en octubre), el Gobierno nunca intervino. Tenían que morir 14 más para que recién se alerten. Si se hubiese previsto en su momento, de pronto ya no estarían pasando estas cosas tan lamentables", aseveró el líder de la principal organización indígena del Perú.
Rengifo advirtió que la cifra de muertos puede seguir en aumento, ya que al hospital de Loreto están llegando nuevos casos. "Los pacientes se están muriendo, ya no resisten más", agregó.
Los más de 12,000 achuar se ven afectados desde hace años por la rabia silvestre, que tiene como principal reservorio al murciélago hematófago, que solo se alimenta de sangre.
La semana pasada, cinco meses después de las primeras muertes, el Ministerio de Salud declaró a Loreto en emergencia sanitaria por 90 días y anunció el envío de más de 20,000 vacunas.
"Más allá de la declaración de emergencia, queremos combatir a los murciélagos y no solamente empezar a vacunar. Ya no se puede permitir esta situación", resaltó el presidente de AIDESEP.
Rengifo detalló que los médicos aún no han podido establecer si la mayoría de muertes obedece a la mordida directa de los murciélagos o a la ingesta de animales atacados por los mamíferos alados.
La situación se complica aún más por la desnutrición de los niños achuar, un problema crónico que afecta a las comunidades amazónicas y que no ha sido atacado con la energía requerida.
"Ya hemos denunciado eso (la desnutrición) durante años. Sin embargo, la intervención por parte del Ministerio de Salud es poca", increpó Rengifo.
La enfermedad evoluciona entre siete y 14 días. La muerte a menudo sobreviene por parálisis respiratoria y, según el ministerio, la tasa de mortalidad es de un 100 por ciento en los casos diagnosticados. La supervivencia es excepcional.
En el Perú se comenzó a conocer la rabia por murciélagos desde 1975, al reportarse en el departemento de Amazonas la muerte de 13 indígenas con mordeduras. Posteriormente, el virus se hizo endémico. En 2011, otros 19 indígenas fallecieron en la zona.
Los síntomas pueden adoptar dos formas en los humanos: la rabia furiosa con signos de hiperactividad, excitación e hidrofobia que ocasiona la muerte a pocos días por paro cardiorrespiratorio, y la rabia paralítica, por la que los músculos se paralizan gradualmente y el paciente entra en un coma lento hasta fallecer.
El pueblo achuar, radicado cerca a la frontera con Ecuador, está distribuido en más de 77 comunidades asentadas en las riberas de seis ríos. Su geografía hace que la comunicación se dificulte, pues el acceso es solo por vía fluvial y aérea.
"No es novedad que el Gobierno no preste la atención necesaria a los pueblos indígenas. Estamos abandonados", reclamó Rengifo.