Existen varios tratamientos para la disfunción eréctil con un componente activo que le cambia la vida a muchos hombres sin poner en riesgo su corazón. Conócelo a detalle.
Son muchas las opciones que existen para tratar la disfunción eréctil (DE) y a su vez, son varios los mitos que giran en torno a los efectos secundarios del principal componente activo del medicamento que existe para combatirlo: el Sildenafil.
En el fondo se trata de un fármaco seguro que bien puede consumirse diariamente sin producir adicción ni causar problemas en la salud, siempre y cuando se dejen pasar 24 horas entre cada toma.
Para quienes sufren de hipertensión arterial, el Sildenafil tampoco representa ningún riesgo de infarto, menos aún en su versión de 100 mg, ya que se trata de un medicamento que baja la presión arterial, no tiene acción en el músculo cardiaco y su única función es la de aumentar el flujo sanguíneo hacia los cuerpos cavernosos del pene durante la estimulación sexual.
La importancia de la dosis
Una sobredosis del fármaco lo único que podría provocar es una baja de presión, dado que actúa sobre la presión alta. De cualquier forma, aunque se trata de un medicamento que no requiere receta, la dosis recomendada varía en función del diagnóstico y del tratamiento personalizado que un médico especialista determine, y es su responsabilidad prevenir algún efecto adverso en relación con otros medicamentos que el paciente pueda estar tomando.
En cuanto a los pacientes con diabetes, la disfunción eréctil es generalmente de origen orgánico, sin embargo, también puede aparecer por causas psicológicas o una combinación de ambas. En cualquiera de los casos, el Sildenafil es bien tolerado por diabéticos y sus efectos adversos son prácticamente nulos.
Al final, el tratamiento de la disfunción eréctil con Sildenafil, no representa ningún riesgo para la salud, y el uso de este último le ha devuelto la virilidad a casi la mitad de la población masculina mundial de entre 40 y 60 años de edad.