Un grupo de científicos ha descubierto que el melón de las belugas tiene un propósito más allá de la ecolocación y la generación de sonidos.
Las belugas son animales fascinantes de la región ártica y subártica. Al igual que otros cetáceos, estas tienen un órgano en la frente llamado “melón”, que básicamente es esa protuberancia que salta a la vista al instante. Dicha parte de su cuerpo ha llamado la atención de los científicos por años. El consenso actual sostiene que el melón sirve para la ecolocación y generar sonidos. Pero, aparentemente, su razón de ser es todavía mayor.
De acuerdo con ScienceNews, un estudio de cognición animal, realizado en marzo con cuatro belugas cautivas en un acuario de Connecticut (Estados Unidos), se propuso estudiar las diferentes formas que el melón de las belugas puede adoptar a razón de los músculos faciales que hacen de este órgano una entidad maleable. El resultado puso un nuevo dato a la luz.
Más de un propósito
Es un hecho que las belugas aprovechan sus capacidades motoras para manipular su melón. El estudio en caso logró identificar hasta cinco categorías de formas que llega a tomar el órgano cuando estos animales lo disponen.
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Loa científicos estudiaron a los ejemplares de beluga a través de un año de grabaciones de video. Luego, compraron este material con las observaciones de otra población mayor, de 51 belugas, en un acuario de Canadá.
Tras analizar sus comportamientos, y las reacciones que derivan de ellos, los autores del estudio concluyeron que el melón sirve también como una forma de comunicación visual. Según los resultados, dos de las cinco categorías están relacionadas con el cortejo de macho a hembra.
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Quedan grandes áreas por estudiar sobre este tema, comenzando por el hecho de que los ejemplares analizados son de cautiverio. Por lo mismo, se desconoce si otras belugas, en estado silvestre, amplíen lo que hasta ahora se sabe sobre este sistema de comunicación.
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