En el mar, la vida es más sabrosa. Descubre las islas perdidas de Panamá con este emocionante recorrido.
Un par de horas después de que el Stahlratte comenzó a navegar hacia el sur llegamos a las islas de Coco Bandero. Por difícil que parezca, el escenario de este lugar superó por mucho a las playas que vimos el día anterior. Anclamos en medio de tres pequeñas islas (de no más de 200 metros cuadrados cada una), todas a una distancia lo suficientemente corta como para nadar entre ellas. En el horizonte podíamos apreciar otras diez islas, todas de un tamaño similar.
No esperamos mucho para sacar los snorkels y las aletas, y aprovechar las cálidas aguas del lugar. Visitamos todas las islas que estaban a corta distancia, vimos más arrecifes y peces coloridos y hasta encontramos enormes estrellas de mar color naranja.
Por la tarde, la tripulación del barco organizó una fiesta con parrillada en la playa donde llegamos a conocer mejor al resto de los pasajeros, entre ellos alemanes, holandeses, franceses y españoles.
El día siguiente pasó de manera similar, más snorkel, playa, sol y buena comida. Por la tarde, pasamos un tiempo en la isla desierta más pequeña que teníamos a la vista, habitada por sólo dos palmeras. A pocos metros de distancia iniciaba otro arrecife de coral donde había un viejo naufragio. Pasamos la noche cómodamente anclados en este lugar y antes del amanecer, zarpamos rumbo a Cartagena.
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