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Entre valles y vinos salteños

En el noreste argentino, en los Valles Calchaquíes, se cultivan los vinos torrontés más altos del mundo.

Salta, el noroeste argentino, el tiempo se ralentiza y el apuro queda atrás. Antes de iniciar la ruta del vino por los valles Calchaquíes, la ciudad de Salta, ubicada en el Valle de Lerma, al pie del Cerro San Bernardo, conserva su estilo colonial intacto. Ahí, en el Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAAM) están las momias mejor conservadas del mundo: los niños del Llullaillaco. Estos tres niños fueron hallados en 1999, increíblemente conservados por el frío, en la cima del volcán Llullaillaco, a 6,700 metros de altura, junto a ciento cuarenta y seis objetos que componían su ajuar. Vivieron hace más de 500 años, durante el apogeo del estado inca, poco antes de la llegada de los españoles.

La ciudad está a 1,200 metros sobre el nivel del mar ?es uno de los puntos más bajos de la provincia?, pero en los Valles Calchaquíes se superan los 3,000 metros. Recorrerlos es adentrarse en la ruta de los vinos más altos del mundo. Aquí madura la cepa del torrontés, vino blanco que se distingue por su intenso aroma y sabor frutados. Esta variedad traída de España hace tres siglos, ha alcanzado una expresión única en suelo salteño, convirtiéndose en la uva blanca insignia de la Argentina. Las veinticinco bodegas de los valles reciben al viajero, lo llevan a visitar las instalaciones y a degustar sus vinos. En algunas también se puede comer y dormir. Además de los vinos, están los artesanos, principalmente de alfarería y tejidos en telar, el legado arqueológico de antiguas civilizaciones y montañas tapizadas de cardones, llamas y vicuñas.

Los salteños dicen hacer «la vuelta a los valles» porque se puede ir por una ruta de tierra y volver por otra de asfalto. Son 520 kilómetros que unen Payogasta, Cachi, Seclantás, Molinos, Colomé, Cafayate, Tolombón y varios caseríos entre medio, siempre enmarcados entre formaciones rocosas de quebradas y cerros multicolores. Lo mejor será alquilar un buen auto y tomar hacia el sudoeste la carretera 33 hasta Payogasta y empalmar la ruta nacional 40 de tierra. Pero para llegar a Payogasta hay que atravesar la Quebrada de Escoipe, puro zigzag vertiginoso, por momentos tan angosto que sólo pasa un auto por vez. Son veinte kilómetros que tomarán casi una hora de viaje.

A continuación empieza la Cuesta del Obispo, igual de serpenteante, pero en subida. Cuando uno cree que ya no se puede subir más porque hasta las nubes han quedado abajo, el camino seguirá cuesta arriba. El punto más alto (3,348 metros)  es la Piedra del Molino. Y después de tanto meandro, viene para compensar la Recta del Tin Tin: 19 kilómetros en línea recta, esta vez asfaltados, a 3,000 metros de altura, el mismo camino usado por el Inca, cuando jalonaba esta recta con fogones a los costados. Al final está Payogasta rodeado de parcelas rojas de los pimientos secándose al sol. Muy cerca, Cachi ?sal en quechua? es un pueblito soñado, de dos mil habitantes, casas blancas, calles de adoquín, enmarcadas por río y montaña, con su plaza de rigor, su iglesia del siglo XVIII y un museo.

El siguiente pueblo con infraestructura para recibir al turista es Molinos, cincuenta kilómetros al Sur. Y entre ambos, Seclantás, que reúne a los «teleros» o artesanos del telar. Sobre el camino de tierra se ven las casitas típicas de todo el valle: paredes de adobe rojizo ?montaña y casas tienen el mismo color? techos de caña y barro e incluso, a veces, un pórtico al frente. Y en su patio de tierra, entre gallinas, perros y niños, el artesano va y viene por el telar y apila a un costado las piezas terminadas: mantas, cubrecamas, ponchos, pashminas, bufandas, tapices, fundas de almohadón.

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Molinos, fundado a mediados del siglo XVII, es el más antiguo de los pueblos. Ubicado en la confluencia de los ríos Humanao y Luracatao, es un sitio marcado por tres culturas: la inca, la de los pueblos aborígenes y la española. Estos choques y encuentros de razas y pueblos dejaron sangre y un enriquecimiento mutuo. En la iglesia, de 1639, reposan los restos momificados del último gobernador realista Nicolás Severo de Isasmendi que vivía enfrente, donde hoy funciona el hotel Hacienda de Molinos.

A media hora de Molinos está la bodega Colomé, el hotel homónimo y un museo de arte propio de Berlín o Nueva York. Las nueve habitaciones amplísimas tienen su propia terraza, algunas un increíble jardín de cactus en flor con senderos que llevan a la piscina. Y porque la naturaleza, y en especial la luz y el cielo son protagonista en Colomé, su propietario, el norteamericano Donald Hess construyó un museo dedicado íntegramente a James Turrel, conocido como el artista de la luz. Al amanecer y atardecer, en un patio central con el techo abierto al cielo llamado Sky Space, se realiza la experiencia Unseen Blue, donde el público se acuesta en el piso y contempla los cambios de luz y color del cielo propios de la hora, combinados con otros proyectados por Turrel. También puede visitarse la bodega y recorrer la finca a caballo.

El último de los pueblos es Cafayate y para llegar a él hay que atravesar las caprichosas formaciones de la Quebrada de las Flechas, con espinosos desfiladeros de piedra rojiza de hasta 20 metros. Capital de la ruta del vino salteño, en Cafayate se pueden visitar varias bodegas, entre ellas Yacochuya, cuyo enólogo es el francés Michell Rolland, y El Esteco que también cuenta con un encantador hotel de arquitectura neocolonial que vale la pena conocer: Patios de Cafayate.

Los 168 kilómetros de regreso a Salta por la asfaltada carretera 68, depararán más paisajes de montaña, sobre todo en el primer tramo, cuando atraviesa la Quebrada de las Conchas.

En los Valles Calchaquíes la naturaleza se ha empeñado y la vid alcanza una expresión sublime.


LOGÍSTICA

Cómo llegar
Lan tiene dos vuelos diarios desde Buenos Aires a Salta. 164 dólares, impuestos incluidos. www.lan.com
Alquiler de autos. Turismo Marina Semisa, Salta. Tel. (54) 387 421-4404.
www.marina-semisa.com.ar

Dónde dormir:
Hotel House of Jasmines, La Merced Chica, Salta. Tel. (54) 387 497-2002. www.houseofjasmines.com
195 dólares, con viaje al aeropuerto.

Hotel Hacienda de Molinos, Molinos, Salta. Tel. (54) 3868 49-4094.
www.haciendademolinos.com.ar
Desde 110 dólares, habitación doble.

Estancia Colomé, Molinos, Salta. Tel. (54) 3868 49-4043.
www.estanciacolome.com 
Desde 390 dólares.

Patios de Cafayate, Cafayate, Salta. Tel. (54) 3868 42-2229.
www.patiosdecafayate.com

National Geographic

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