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A la caza de erupciones

En las islas Kuriles hay 100 volcanes, y los viajeros avanzan entre el vapor y las piedras que arrojan varios de ellos.

Centímetro por centímetro, la tierra en este punto del mundo gana territorio al mar. Lava soldificada baja desde el volcán. Las rocas todavía calientes caen al agua en medio de burbujas. El jefe de la expedición, Nicolas Dubreuil, pasa en una lancha neumática delante de las nubes de vapor de varios metros de alto. "Nunca he visto algo así, en ningún viaje", dice el hombre, de 45 años.

Dubreuil sospechaba que algo iba a ocurrir en esta isla. En la mañana del octavo día en el mar, Dubreuil se levantó temprano. A la luz de la luna avista el humo que se alza a lo lejos. Los primeros pasajeros están en la cubierta en el crepúsculo de la mañana con las manos metidas en chaquetas polares. Delante de sus ojos está pasando algo que normalmente casi nadie puede observar: el nacimiento de tierra.

Ahora, el grupo se acerca a la erupción volcánica en pequeños botes cuyos motores petardean. Las rocas caen con un ruido ensordecedor por la pendiente. "Allí viene una cosa enorme", dice un turista mientras que una piedra enorme se precipita con gran estrépito al mar. Un hombre mete su cámara debajo de su anorak. Una ola cae dentro de la lancha neumática, que se balancea.

El crucero "L’Austral" lleva más de una semana navegando por las islas Kuriles, un archipiélago ruso que se extiende desde el sureste de Rusia hasta Japón. El mar bravo baña aquí rocas cubiertas de muzgo. De la tierra salen a borbotones fuentes calientes. En las islas hay unos 100 volcanes, de los que 40 están catalogados como activos. Columnas basálticas negras señalan los lugares donde la tierra alguna vez sacó su parte interior para fuera.

Muchos de los turistas han viajado en avión por medio mundo para poder ver este paisaje singular. Desde Europa atravesando toda Rusia hacia la ciudad de Petropavlovsk, en la península de Kamchatka. Aquí comienza el viaje en barco, unos 1,400 kilómetros en línea recta hasta Hokkaido, la isla más septentrional de Japón. Lo que une a los dos países son las islas Kuriles. El sur del archipiélago sigue siendo hasta el día de hoy objeto de una disputa política. El barco evita entrar en esta zona.

Quien visita las islas Kuriles se encuentra con formaciones rocosas que se parecen a escenarios de películas, lagos de cráteres envueltos en niebla, lataces que juegan y leones marinos que rugen. Durante los primeros días de la expedición en crucero, los pasajeros desembarcan en la costa negra de Shumshu. Los turistas se ponen pantalones de goma y parkas. La caminata pasa por caminos terrosos hacia un cerro. A gran distancia se puede ver el volcán Alaid, de casi 2,300 metros de altura. En los alrededores hay un vehículo militar volcado cubierto de herrumbre y restos de un avión con impactos de bala.

El barco estará navegando durante unas dos semanas recorriendo en el mar unos 4,300 kilómetros. Durante el viaje, un tifón sobre Japón revuelve el tiempo. El mapa meteorológico se tiñe de lila. La leyenda del mapa no agrega nada más. Se han pronosticado vientos de más de 50 nudos, es decir, casi 100 kilómetros por hora.

Una y otra vez el océano golpea la proa. De repente suena por los camarotes un aviso que sale de un altavoz. Un naturalista ha avistado orcas. Junto al barco, unos 20 ejemplares de color blanco y negro salen a la superficie y vuelven a sumergirse. Una mujer está junto a la barandilla con su cámara: "¡Esto es increíble!".

En la proa bajada del crucero, los turistas suben a las pequeñas lanchas neumáticas que los van a llevar a la siguiente isla. Agua salada salpica la cara. Los botes saltan entre chirridos sobre las olas. "¡Pobres discos intervertebrales!", dice una mujer de casi 70 años. Todos se agarran a las cuerdas en el borde del bote. El siguiente destino es Yankicha, el lugar favorito de Dubreuil. "Esta isla es de alguna manera mágica", dice el jefe de la expedición.

Los botes entran serpenteando por una abertura en el lago de un cráter. En la orilla gris, donde hay muchas fuentes calientes, se elevan columnas de vapor. Los objetivos de las cámaras se empañan tan rápidamente que es necesario limpiarlos casi permanentemente. Un azufre amarillo chillón se pega a las aberturas de algunas rocas. El equipo excava con palas un hoyo, que se llena de agua caliente. Los primeros turistas se quitan sus parkas rojas y se meten con bañadores en el agua. Agradable, comenta uno de ellos.

Otros observan a un zorro polar o suben por la hierba alta al borde del cráter. Desde ahí miran el lago y las rocas cubiertas de musgo en la profundidad. Todo está envuelto en niebla. Una austriaca ya había visto esta imagen en Internet. "Entonces dije que yo también iba a sacar una foto así", cuenta la mujer, de 66 años, originaria de Viena. Sin embargo, debido al tiempo nuboso, su foto no ha salido tan bien, se lamenta. Aun así, la isla de Yankicha ha sido para ella uno de los momentos culminantes de la expedición a las Kuriles.

Un día después, el barco pasa delante de la erupción volcánica. Los turistas no quieren perder de vista rápidamente la fumarola. Por la noche, de vuelta al barco, Dubreuil, el jefe de la expedición señala un mapa digital. En Google Earth se pueden ver las Kuriles y, enfocado con el zoom, el volcán que los turistas habían observado en la víspera. "Tuvimos suerte. Fue grandioso", dice Dubreuil. Desde que comenzó la erupción, la isla ha crecido unos 400 metros dentro del mar.

Información básica

Destino: Las islas Kuriles son un archipiélago en el Pacífico que se extiende de Kamchatka hasta el norte de Japón. Para las excursiones se necesitan botas de goma, chaqueta y pantalones impermeables.

Cómo llegar: Ponant (http://dpaq.de/Y10xf) y Hapag-Lloyd (http://dpaq.de/emhZ3, desde Alaska) ofrecen cruceros expedicionarios a las Kuriles en septiembre y octubre de 2015. Silversea realiza sus viajes en agosto (http://dpaq.de/yviaC, desde Alaska).

Visado: Los turistas necesitan para visitar Kamchatka y las Kuriles un visado ruso. Para Japón basta con tener un pasaporte válido.

Moneda:
Un dólar a unos 67 rublos. La cotización ha bajado notablemente en los últimos meses. En Japón, un euro equivale a unos 134 y un dólar a unos 117 yenes. Se necesita una tarjeta de crédito a bordo del crucero.

Lugares:

Las Kuriles, Rusia – Inicio del crucero: Petropavlovsk-Kamchatski, región Kamchatka, Rusia – Fin del crucero: Kanazawa, prefectura de Ishikawa, Japón.

National Geographic

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