Gusanos dentro de gusanos

Incapaces de recorrer grandes distancias por su cuenta, unos gusanos viajan dentro de babosas para alcanzar nuevos territorios, según un estudio reciente.

Justo cuando parecía que viajar no podría ser más incómodo que en clase turista, científicos descubren que hay gusanos que hacen autostop dentro de las babosas.

Mientras comen plantas en descomposición, las babosas del género Arion accidentalmente ingieren gusanos, incluida la popular especie de investigación Caenorhabditis elegans. Pero en vez sufrir el proceso de digestión, los diminutos nematodos se las ingenian para ocultarse en el intestino de la babosa hasta que esta los defeca, a menudo muy lejos de donde los engulló.

Dicha estrategia transporta los gusanitos mucho más allá de lo que llegarían por su cuenta, dándoles acceso a más fuentes de alimento, informa un estudio publicado, en julio 12, en la revista BMC Ecology.

Recomendamos: Zombies en la naturaleza

?Estos hallazgos son sorprendentes, porque no esperábamos que pudieran sobrevivir dentro de otro organismo?, dice el autor principal del estudio, Hinrich Schulenburg, zoólogo de la Universidad de Kiel, Alemania.

Un gusano muy conocido

En la década de 1960, los científicos hallaron que C. elegans era ideal para investigaciones de laboratorio. Es minúsculo ?apenas de un milímetro de largo- y su vida media es muy corta, lo que le hace ideal para reproducirlo en cautiverio. Desde entonces, los investigadores han descifrado su genoma y en términos generales, conocen más detalles de su biología que de casi cualquier organismo en la Tierra.

Lo que faltaba por saber era qué hacía el gusano ?que vive en regiones templadas- fuera del laboratorio, señala Christian Braedle, biólogo de la Universidad de Niza Sophia Antipolis, Francia.

?Era embarazoso lo poco que conocíamos de la ecología de C. elegans?, reconoce Braedle, quien no fue parte del nuevo estudio.

Eso lo inspiró, junto con otros científicos de Europa ?incluido Schulenburg-, a estudiar a los gusanos en su hábitat natural.

Y los resultaron fueron sorprendentes: Braedle descubrió que, en vez de vivir en la tierra, como se pensaba, los gusanos viven en la superficie del suelo, donde se alimentan con bacterias, hongos y levaduras que se desarrollan sobre las plantas en descomposición.

En las entrañas

Las hojas en descomposición son un estupendo hogar y magnífica fuente de alimento; pero a la larga, la comida se acaba y el gusano tiene que buscarla en otra parte.

Cuando se es tan pequeño como C. elegans, resulta difícil viajar muy lejos, razón por la que Braedle y Schulenburg se sorprendieron de encontrar gusanos en zonas templadas de todo el mundo.

Para averiguar cómo se desplazaban los nematodos, Schulenburg y sus colegas comenzaron a revisar jardines y montones de composta en busca de bichos que pudieran transportarlos.

El equipo recogió más de 600 babosas, ciempiés y otros invertebrados, así como 400 gusanos de especies variadas. Y entonces descubrieron muchos casos de C. elegans y babosas Arion viviendo juntos.

No obstante, los gusanos no viajaban a lomos de las babosas silvestres y cuando los investigadores de Kiel las disecaron, descubrieron que los gusanos vivían en su interior sin causarles daño alguno.

Braedle elogió el estudio y dijo que era la primera vez que un grupo de científicos lograba medir las interacciones de Caenorhabditis con otros invertebrados, paso importante para entender la ecología del gusano.

Para confirmar que no era un hallazgo fortuito, Schulenburg colocó 79 babosas en recipientes de laboratorio que contenían más de 15 000 gusanitos marcados con material fluorescente.

Después que las babosas los engulleron, los investigadores las disecaron y analizaron sus heces, encontrando gusanos sanos en los intestinos y el excremento de las babosas.

?De algún modo, tienen los medios para protegerse del proceso digestivo?, concluyó Schulenburg.

Digamos que saben ?escurrirse? de situaciones difíciles.