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Un nuevo dinosaurio de México arroja luz a la antigua vida de América Occidental

El descubrimiento de un dinosaurio con pico de pato de la era Cretácea abre una nueva ventana hacia un tiempo cuando mucho del continente yacía sumergido.

El descubrimiento de un dinosaurio con pico de pato de la era Cretácea abre una nueva ventana hacia un tiempo cuando mucho del continente yacía sumergido

Una nueva especie de dinosaurio desenterrado en México le está dando a los científicos nuevo entendimiento acerca de la antigua historia de América del Norte occidental, de acuerdo a un equipo internacional de investigación guiado por científicos del Museo de Historia Natural de Utah en la Universidad de Utah.

«Hasta la fecha, el registro de dinosaurios en México ha sido escaso», comentó Terry Gates, un paleontólogo del Museo de Historia Natural de Utah. La nueva criatura -llamada acertadamente Velafrons coahuilenses– fue encontrada en Coahuila, en la parte norte central de México.

El dinosaurio era un enorme comedor de plantas que perteneció al grupo de dinosaurios con pico de pato, o hadrosaurios. «Velafrons es una combinación de español y latín que significa «frente de vela», haciendo referencia a la grande cresta con forma de vela que crecía encima de la cabeza del dinosaurio -explicó Rosario Gómez, directora del programa de paleontología de Coahuila, México-. La segunda parte del nombre honra al estado de Coahuila».

Los paleontólogos del Museo de Historia Natural de Coahuila hicieron equipo con los investigadores del Utah Geological Survey; Coordinación de Paleontología, Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila, el Museo del Desierto en Saltillo, Coahuila; y el Royal Tyrrel Museum en Drumheller, Alberta, Canadá, para excavar y estudiar el espécimen de 72 millones de edad.

La especie se anunció en la edición de diciembre de la revista Journal of Vertebrate Paleontology. El clima árido de México plantea desafíos para los cazadores de dinosaurios, dijo Gates. Con poca lluvia, hay un mínimo de erosión, lo cual significa que aún menos fósiles ven la luz del día. Sin embargo, los fósiles que emergen de Coahuila resultan ser una parte vital de la historia de Norte América en la última parte de la Edad de los Dinosaurios.

Un mundo diferente
Durante casi todo el periodo Cretáceo tardío, los altos niveles globales del mar resultaron en la inundación de la porción baja y central de Norteamérica. Como consecuencia, un mar tibio y de poca profundidad se extendió desde el Océano Ártico hasta el Golfo de México, lo cual dividió al continente en dos.

Los dinosaurios que vivieron en la larga y estrecha masa continental de la parte occidental -conocida como Laramidia, o más simple, «América Occidental»- ocuparon sólo una estrecha zona de llanos apretados entre la vía marítima al este y las montañas al oeste.

América Central todavía no se había formado, lo cual convertía a México en la punta austral del continente. De muchas formas, el Cretáceo tardío es el periodo mejor entendido durante la Edad de los Dinosaurios, gracias a los 120 años dedicados a la búsqueda de dinosaurios en Canadá, Montana y las Dakotas.

«Aún así, los dinosaurios de México han permanecido un misterio», apuntó Scott Sampson, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Utah y coautor del estudio. Gates describió al terreno árido y desértico donde el dinosaurio se recuperó como nada semejante a México durante el Cretáceo tardío.

Aproximadamente hace 72 millones de años, esta región era un húmedo estuario cerca de la punta más al sur de América Occidental, área donde el agua salada del océano se mezclaba con el agua dulce de los ríos. Muchos de los huesos del dinosaurio están cubiertos con caracoles fosilizados y almejas marinas, lo cual indica que estos animales habitaron lugares cerca de las costas.

Además de los esqueletos aislados, los investigadores encontraron un estrato grande con esqueletos de hadrosaurios y de dinosaurios con cuernos. Estos yacimientos parecen representar eventos de muertes masivas, talvez asociados con poderosas tormentas como aquellas que se sabe que ocurrieron en las puntas australes de África y América del Sur.

«La región fue golpeada periódicamente por enormes tormentas -comentó Sampson-, lo cual devastó kilómetros de costas fértiles, y aparentemente mató manadas enteras de dinosaurios».

Se recupera una cabeza
Hasta hace unos años, ha habido pocos proyectos paleontológicos de gran escala en México que se enfoquen en la Edad de los Dinosaurios. Velafrons es uno de los primeros dinosaurios de México nombrado. La criatura viene de una unidad de roca conocida como la Formación de Cerro del Pueblo, la cual data hacia hace alrededor de 71. 5,  72. 5 años.

El esqueleto se descubrió a principios de la década de 1990 en las afueras de un pequeño pueblo llamado Rincón Colorado, a unos 43 kilómetros al oeste de la ciudad de Saltillo. El esqueleto fue encontrado por Martha Carolina Aguillón, y excavado a través de varias temporadas por miembros de la Coordinación de Paleontología de la Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila, bajo la dirección de Jim Kirkland, de Utah Geological Survey y de René Hernández-Rivera, del Instituto de Geología de la Universidad Autónoma de México.

Mucho del trabajo de excavación fue completado por voluntarios de un proyecto de investigación organizado por la Dinamation International Society y el equipo del Museo del Desierto. Al convertirse en paleontólogo del estado de Utah, Kirkland animó a Scott Sampson y a sus estudiantes a tomar su lugar en el proyecto paleontológico de investigación de Coahuila.

Luego, en 2002, Sampson encabezó la primera de dos expediciones a Coahuila, gracias a fondos de la universidad de Utah y de National Geographic Society. El equipo del Museo de Historia Natural de Utah, junto con otros investigadores de México, Canadá y Estados Unidos, asumió la desalentadora tarea de completar la excavación del hadrosaurio, además de localizar varios otros yacimientos que contienen nuevas especies de dinosaurio.

Armado con un martillo perforador y palas, el equipo regresó a Rincón Colorado para excavar el lugar donde trabajaron por dos semanas a través de 4 metros de desmonte, hasta que eventualmente descubrieron el antiguo cráneo. Cuando llegó al Museo de Historia Natural de Utah, el cráneo requirió de otros dos años más de la preparación meticulosa de Jerry Goleen, un voluntario especializado del museo.

Basados en el desarrollo de varias características óseas en el cráneo y esqueleto, los científicos creen que este animal todavía era muy joven cuando murió. De todas formas, aunque no había crecido completamente, Velafrons medía 7. 6 metros, lo cual sugiere el impresionante tamaño adulto de 9 a 10. 6 metros. 

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Gates explicó que Velafrons representa la primera ocurrencia de un dinosaurio de pico de pato crestado en esta región de Norteamérica. «Los dinosaurios de pico de pato crestados son un extraordinario ejemplo de la evolución de los vertebrados», dijo.

A diferencia de otros animales donde el hueso de la nariz se encuentra en frente de sus ojos, estos dinosaurios transformaron sus cráneos para que su nariz descansara sobre su cráneo. El morro se extendía hacia atrás, hacia la cara, para poder llenar el hueco que el hueso de la nariz trasladado dejó.

De modo interesante, la respiración no era directa para los Velafrons y sus parientes. El aire fluía a través de una serie de vías desde el morro hacia la cresta, y finalmente se insertaba a través de un hoyo arriba de sus ojos. Los científicos no están seguros sobre el uso de la cresta con forma de abanico del Velafrons, pero la principal hipótesis sugiere que era para atraer una pareja, lo cual explicaría las complejas vías nasales como un posible instrumento musical.

Se revela un antiguo ecosistema
Además del Velafrons, la expedición más reciente recuperó los restos de un segundo tipo de dinosaurio con pico de pato, además de un dinosaurio con cuerno herbívoro. Como su famoso primo, el Triceratops, el nuevo dinosaurio con cuerno de Coahuila llevaba un enorme cuerno sobre cada ojo y una larga proyección ósea que se levantaba hacia atrás.

La Formación de Cerro del Pueblo también ha proporcionado los restos de grandes y pequeños carnívoros, incluyendo grandes tiranosaurios (aunque más pequeños y antiguos que el . T. rex), y predadores más diminutos parecidos al Velociraptor armados con garras de hoz en los pies.

Además de una abundancia de huesos fosilizados, los investigadores descubrieron el ensamblaje de huellas de dinosaurios más grande de México: una extensa área marcada con las huellas de diferentes tipos de dinosaurios. Tomando todo, la imagen emergente es una de un diverso grupo de dinosaurios, que talvez representan un conjunto de especies completamente nuevas.

Gates señaló que este proyecto va mucho más allá de sólo nombrar nuevos dinosaurios. Cada nueva especie representa otra pieza vital del rompecabezas mientras que seguimos tratando de comprender el mundo de los dinosaurios. Como se pudiera sospechar, los paleontólogos están emocionados acerca del futuro potencial paleontológico del área.

«Estoy sorprendido de lo prolífica que es esta región -dijo Gates. «Gracias al gran número de fósiles, la calidad de la preservación, y del increíble equipo de investigación que está trabajando el área, más espectaculares descubrimientos están a la vuelta de la esquina».

«Los dinosaurios de este periodo en particular son importantes porque es una época poco comprendida», dijo Don Brinkman, investigador del proyecto. Se conocen pocos dinosaurios de este periodo en Norteamérica. Los equipos de investigación quieren encontrar ejemplos de plantas y animales más pequeños que coexistieron con los dinosaurios.

Esta información puede compararse con las recolecciones hechas en otras partes de Norteamérica para entender las variaciones de norte a sur en las especies y en los ecosistemas en general. Sampson agregó que, «ahora que hemos abierto esa increíble ventana hacia el mundo de los dinosaurios, esperamos más expediciones en el futuro que sin duda revelarán más del pasado antiguo de México».

Además de los avances en el campo de la paleontología, los investigadores esperan que el proyecto en Coahuila fomente más turismo al área y atraiga atención al Museo del Desierto, donde se albergará al espécimen de forma permanente.

National Geographic

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