Vista exterior de la Mezquita Shah, un templo del período Safavid en Isfahan de Irán, que se encuentra en el lado sur de la plaza Naqsh-e Jahan. Está registrado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO / GETTY IMAGES
Un principio común ha regido a las mezquitas más importantes del mundo: tienen que acercar a los visitantes a una experiencia divina. A diferencia de los templos de otros credos, el Islam no permite la representación de Alá, el único dios que siguen sus adeptos. Esto es así porque, según el Corán —el libro sagrado de esta religión—, no existe creación humana que siquiera se pueda acercar a su perfección y grandeza.
Por ello, en estos espacios religiosos sólo hay inscripciones en las que se leen versos fundamentales del Corán. En oro, lapislázuli y otras piedras preciosas, las alabanzas más prístinas decoran las paredes de las mezquitas alrededor del planeta. Éstas son algunas de las más impresionantes:
En todo el planeta, hay aproximadamente 1,500 millones de personas que profesan el Islam. De acuerdo con la BBC, en la actualidad, 1 de cada 4 personas en el mundo sigue la fe islámica. Esto implica que el 25 % de la población mundial es musulmana. Todos ellos, alguna vez, tienen que ir a la Meca.
La Mecca es el sitio religioso más visitado en todo el mundo, gracias a las peregrinaciones anuales que tradicionalmente dicta el Islam. Como la ciudad sagrada de la religión más con más adeptos en el mundo, en la ciudad se encuentra el centro ceremonial en donde, según dicta el mito musulmán, Mahoma recibió la iluminación por parte del Arcángel Gabriel.
La ciudad se ubica en las montañas Ṣirāt, en las cercanías del Mar Rojo. Anualmente, los musulmanes se dirigen ahí para honrar la tierra natal de su profeta. Según dicta la religión, todos los devotos y capaces deben un hajj (o peregrinaje) a La Meca al menos una vez en su vida. Por esta razón, sólo los musulmanes pueden ingresar a la ciudad.
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Entre las mezquitas más importantes del mundo, no puede dejarse de lado el Domo de la Roca, en Israel. Aunque el lugar más sagrado para el Islam está en la Mecca, este templo en Jerusalén figura entre los mejores ejemplos de arquitectura omeya. En 2014, la UNESCO la reconoció como Patrimonio de la Humanidad por sus «hermosos motivos geométricos y florales«, así como por su peso religioso e histórico.
Ubicado en el Monte de los Templos de la Ciudad Antigua, el paso está restringido exclusivamente a musulmanes. Originalmente, se construyó hacia el año 691 d.C., durante el califato omega. Sin embargo, la cúpula original se destruyó en el primer milenio de nuestra era, para ser reconstruida unos años más tarde. Aún con esta actualización, es una de las mezquitas más antiguas del mundo.
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La palabra ‘mezquita’ viene del árabe مسجد, masgid. Etimológicamente, se traduce como «lugar para arrodillarse y rezar«. Al entrar a la Mezquita Azul de Estambul, esta misma intención inunda a las personas. Aunque está abierta al público en general y al turismo, para entrar es necesario que las mujeres se cubran la cabeza y el cabello. Todas las personas deben de ingresar descalzas, porque es un espacio sagrado.
Históricamente, este espacio religioso se caracteriza por los mosaicos azules que adornan sus paredes, columnas y cúpulas. De hecho, de ahí recibe su nombre: en total, se tiene registro de que son más de 20 mil azulejos cerámicos. Conocida localmente como Sultanahmet Camii, se construyó bajo la instrucción de Ahmed I, entre los años 1609 y 1616. Ahí mismo decidió que fuera su lugar de descanso perpetuo, por lo que hay un espacio dedicado a su tumba.
Ésta figura entre las mezquitas más importantes del mundo porque fue la primera en ostentar 6 minaretes, el equivalente a los campanarios católicos. Desde ahí, los feligreses son convocados durante las horas dedicadas a la oración a lo largo del día.
En aquel entonces, documenta el portal oficial del espacio, «el sultán fue criticado por ser presuntuoso, ya que este era el mismo número de minaretes que en la mezquita de la Ka’aba en La Meca». Sin embargo, hoy figura entre los sitios de oración y de interés turístico más importantes en Turquía.
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También conocida como ‘Mezquita Sultani’, la Mezquita Shah está considerada como uno de los mejores ejemplos de arquitectura persa en el los espacios de culto islámicos. Por ello, de acuerdo con su sitio oficial, «se considera una de las mezquitas históricas más importantes de Isfahan«.
Ubicada en el corazón de la ciudad, destaca por sus vistosos mosaicos de cerámica azul, que contrastan con el patrón dorado de la cúpula principal. Por la excelencia arquitectónica, ingenieril y estética del templo, fue registrada como uno de los Monumentos Nacionales de Irán en 1931. Más tarde, en conjunto con la plaza Naqsh-e-Jahan, se catalogó como Patrimonio de la Humanidad en el listado de la UNESCO.
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En la actualidad, la Mezquita Badshahi ocupa el quinto lugar entre las más grandes del mundo. Se construyó bajo la administración de Muzaffar Hussain, gobernador de Lahore, con la idea de representar el poderío económico de su imperio. Originalmente, según documenta Asian Historial Architecture, «fue planeada como un relicario para salvaguardar un mechón de cabello del Profeta [Mahoma]».
Se distingue de otros espacios religiosos islámicos por ser tener una superficie casi perfectamente cuadrada. Sin embargo, como fue erigida a un lado del Río Ravi, sólo se pudo construir una puerta principal. En general, las mezquitas buscan simetría en todas sus formas, por lo que si se pone una puerta al norte del espacio, debería de corresponder otra en el frente sur. Aquí no fue el caso, por el impedimento fluvial.
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Khan Academy describe a la Gran Mezquita de Djenné, actual Malí, como «el mayor logro de la arquitectura sudano-saheliana«. Por la estructura singular de su fachada y minaretes, se posiciona fácilmente como una de las maravillas religiosas de todo el continente africano.
La estructura está complemente construida de barro, lo que la vuelve única en su tipo. De acuerdo con los registros nacionales, la mezquita se fundó entre los años 800 y 1250 d.C., y muy pronto se convirtió en un centro de intercambio cultural y comercial para el Islam africano. Cuando llegaron los colonizadores franceses, se estableció como un punto político de resistencia. En la actualidad, su peso histórico, social y cultual no se ha debilitado.
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