Varias naciones están adoptando restricciones históricas en el tabaquismo y el vapeo, especialmente entre los jóvenes. Esto con el objetivo de prevenir enfermedades y reducir costos en la atención médica.
En el Reino Unido, el plan busca crear una generación sin tabaco para 2040, prohibiendo su venta a quienes nazcan después de 2009. Por otro lado, la edad mínima para comprar estos productos aumentará anualmente a partir de 2027. Estudios predicen que esta política podría reducir la tasa de tabaquismo entre los jóvenes de 14 a 30 años del 13% al 5%.
Otros países también implementan medidas similares. Francia busca prohibir los vaporizadores desechables, mientras que Australia limita la venta de cigarros electrónicos a fumadores con receta.
Los daños relacionados con el tabaquismo se han establecido durante décadas, incluyendo el riesgo de cáncer, enfermedades del corazón y diabetes. De igual forma, el vapeo produce efectos perjudiciales en la salud, como daño pulmonar y cardiaco, así como afectaciones en el desarrollo cerebral.
Actualmente, existen 1,300 millones de consumidores, en donde la mitad morirá por una enfermedad crónica ligada al cigarro, perdiendo un promedio de 10 a 15 años de vida.
Dejar de fumar, incluso después de años de consumo, tiene beneficios sorprendentes a corto y largo plazo.
A corto plazo, restablece la frecuencia cardíaca y la respiración, con una disminución en los niveles de monóxido de carbono en la sangre a las pocas horas de dejarlo. Después de unas semanas, mejora la función pulmonar, disminuye la tos y se recuperan los sentidos del olfato y el gusto.
A largo plazo, los beneficios son aún más evidentes. Los primeros dos años después de dejar de fumar conllevan una reducción significativa del riesgo de enfermedades cardiovasculares, y después de 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a la mitad. Además, quienes ya padecen condiciones de salud crónicas, como el cáncer o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), pueden experimentar una ralentización en la progresión de la enfermedad.
Dejar de fumar puede ser un desafío debido a la dependencia física de la nicotina y al comportamiento, ya que puede estar arraigado en la rutina diaria. Por lo general, se requieren varios intentos para dejarlo. Cada intento es una lección para hacerlo mejor la próxima vez.
Este texto fue escrito por Ana Paola Martínez, periodista mexicana entusiasta hacia temas de índole social. Colabora como redactora en National Geographic en Español.
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