La historia de la masacre que dio origen al Día de los Inocentes, hace 2,000 años

Una tradición medieval dio el toque lúdico y bromista al Día de los Inocentes, sin embargo, el origen de esta fecha es mucho más oscuro.

«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al niño para matarle», así fue advertido en sueños José de la tragedia que daría paso al Día de los Inocentes.

En el marco de las tradiciones de diciembre, derivadas de la historia cristiana, entra el Día de los Inocentes, una fecha cuyo origen se remonta a los sucesos ocurridos en torno al nacimiento de Jesús de Nazaret.

Popularmente, la ocasión referida se asocia con significados y actos que están lejos de la causa que dio lugar a la conmemoración. La historia detrás de este día es la de una masacre llevada a cabo por las órdenes de un rey. No obstante, con el paso de los años, el momento fue adquiriendo otros sentidos. Esto es lo que sabemos sobre el tema.

El oscuro origen del Día de los Inocentes

La historia del Día de los Inocentes tiene como principal testimonio el Evangelio de Mateo, libro integrante del Nuevo Testamento. En el texto se cita a Miqueas, profeta que a fínales del siglo VIII a.C. predijo el nacimiento de un hombre, en Belén, que se convertiría en rey de los judíos.

El siguiente capítulo ocurrió varios siglos después de la profecía. En los tiempos circundantes al nacimiento de Jesús, Herodes el Grande era el rey de Judea. Para ese período, unos sabios venidos de Oriente se dirigían, guiados por una estrella, al lugar donde ellos sabían que ocurriría el nacimiento del nuevo rey.

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Enterado de la travesía que habían emprendido estos hombres, que más tarde serían conocidos como los Reyes Magos, Herodes pidió a los viajeros que le hicieran saber la ubicación exacta en la que el niño nacería, pues él también quería “celebrar” la llegada del ser anunciado.

Sin embargo, en los sueños de José, apareció un ángel que advirtió al padre del niño que tenía que ir rumbo a Egipto con el fin de evitar que éste corriera peligro ante las verdaderas intenciones de Herodes. Siguiendo la revelación, una vez que los sabios encontraron al recién nacido decidieron no informar al rey de Judea sobre el paradero de la familia.

Sintiéndose víctima de traición por parte de los sabios, Herodes resolvió que tenía que dar paso a una matanza: la orden fue quitarle la vida a todos los niños de dos años para abajo. El actual rey, temeroso de la probable pérdida del poder, logró que su designio se hiciera realidad, dando lugar a la muerte de los infantes de Belén.

El 28 de diciembre y la “fiesta de los locos”

Aunque el Día de los Inocentes se conmemora el 28 de diciembre, la Enciclopedia Católica menciona que es imposible establecer el día o año en que este hecho tomó lugar. Sin embargo, la Iglesia recuerda en esta fecha a los niños asesinados (Santos Inocentes), como mártires.

Conforme a la enciclopedia citada, la Iglesia Latina instauró esta conmemoración en un día desconocido, aunque se estima que fue “no antes del final del siglo IV y no después del final del siglo V”.

Se decidió el 28 de diciembre como el Día de los Inocentes debido a que esta fecha ocurre dentro de la octava de Navidad. Dada esa condición, se rememora a estos niños en ese periodo por estar directamente relacionados al nacimiento de Jesús de Nazaret.

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Por otra parte, la historia del Día de los Inocentes no está completa sin la “fiesta de los locos”. A partir de aquí, la fecha fue adhiriendo un sentido más. En la Europa Medieval se celebraba la menciona festividad. Ésta venía impulsada por el invierno boreal, tiempo ubicado entre el último mes de año y el primero del siguiente.

A lo largo de esos días, la gente que trabajaba en el campo veía llegar una etapa donde el ocio era la constante. En tales circunstancias, surgió la “fiesta de los locos”, una celebración donde las personas dejaban atrás todo rigor y hacían parodia de las convenciones sociales. De aquí, el Día de los Inocentes se vio envuelto en este marco de bromas que después acompañarían a la ocasión.

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