Tras el rastro del arte robado

Coleccionistas judíos fueron asesinados y sus obras robadas. Décadas pasan, y los herederos luchan por recuperar sus posesiones.

Julius Priester, Max Silberberg, Carl Sachs…. Casi nadie conoce hoy en día los nombres de estos coleccionistas judíos que se vieron obligados a huir de la dictadura nazi o acabaron siendo asesinados en campos de concentración. Muchas de sus obras de arte se consideran actualmente desaparecidas, pero no todas lo están. Y es que 70 años después de la Segunda Guerra Mundial, éstas aparecen una y otra vez en el mercado.

Que los descendientes de sus antiguos propietarios logren recuperarlas, como ocurrió esta semana con un retrato pintado por El Greco, sigue siendo al día de hoy más bien algo excepcional. "En galerías y casas de particulares hay todavía miles de cuadros que fueron confiscados o robados por los nazis", afirma el publicista alemán Stefan Koldehoff, quien lleva años siguiendo el rastro del arte robado.

Además, "el mercado del arte sigue comercializando estas obras robadas, a veces a sabiendas y otras por desconocimiento", señala. Una y otra vez vuelven a aparecer nombres de coleccionistas judíos que hasta entonces se ignoraban por completo. Y serán necesarias "décadas" hasta que sus herederos puedan recuperar ese patrimonio, añade.

??El caso del banquero e industrial judío Priester (1870-1954), cuyo "Retrato de un caballero" acaba de ser devuelto a sus legítimos dueños, es un ejemplo de lo anterior.

Priester huyó de Viena a México en 1938, y seis años después la Gestapo confiscó toda su colección. Cuando terminó la guerra, emprendió la búsqueda de sus obras de arte, pero de las 50 que poseía siguen faltando 20.

En el caso de la pintura de El Greco, de cuya muerte en España se conmemoró el año pasado el quinto centenario, resulta especialmente sorprendente que el lienzo se conociera en el mercado desde hace años. Entre las varias manos por la que pasó se incluyó temporalmente un coleccionista privado. Y hasta la fecha, sólo los museos se han comprometido bajo los llamados Principios de Washington con la búsqueda y restitución de arte robado.?

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?"Es un hecho que hay arte robado en los museos y en el mercado", dice la investigadora Monika Tatzkow, que lleva identificados más de 2,000 objetos robados por los nazis, desde óleos a muebles o libros. "Por supuesto, también al mercado del arte se le pide que investigue", añade. Pero en las investigaciones "seguramente de vez en cuando se hace la vista gorda".?

No obstante, cuando una obra de arte acaba en las listas de arte perdido o robado "deja de ser comercializable en la práctica", afirma la experta. "La cuestión es la obligación por parte de los marchantes de actuar con diligencia. Si la incumplen, recibirán cartas negativas y podrán ser demandados". Y según sostiene, incluso un pequeño marchante puede "constatar" una sospecha de arte robado.?

Sin embargo, a los herederos les resulta a menudo desmoralizante lidiar la batalla por recuperar sus colecciones robadas. Quienes lograron sobrevivir al Holocausto a menudo perdieron todo en los escombros a los que quedó reducida Europa, entre otros los documentos que acreditan la propiedad de las obras. Y aún hoy los procesos judiciales sobre restitución siguen prolongándose años. ?

Prueba de ello es el caso de Maria Altman, a quien ahora da vida Helen Mirren en el filme "Woman in Gold", y que tuvo que "pelear" durante años con las autoridades austríacas para recuperar la obra maestra de Gustav Klimt "Retrato de Adele Bloch-Bauer". O el escándalo protagonizado por Cornelius Gurlitt, un anciano alemán que atesoraba en su sótano más de 1,300 pinturas, incluidas obras maestras de Chagall, Picasso, Matisse o Renoir, algunas de ellas robadas durante el nazismo.