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En la mayor parte del mundo, los gatos domésticos son considerados un peligro para la vida salvaje. El caso más icónico es el de Australia: tras llegar al continente en 1788 a bordo de navíos ingleses, los gatos ferales se han multiplicado y hoy son una de las principales amenazas a las especies nativas.
Se calcula que más de un millón de reptiles diarios mueren cazados por gatos en Australia, mientras que un estudio asegura que los gatos ferales están relacionados con la extinción de 25 especies de mamíferos y con el riesgo de desaparición de al menos otras 124 especies australianas.
No obstante, el peligro que representan los gatos para las especies nativas no se limita a la caza de pequeños mamíferos, aves y reptiles: una nueva investigación publicada en Proceedings of the Royal Society B analizó un grupo de 45 mil casos de toxoplasmosis entre mamíferos salvajes de 238 especies distintas, con el objetivo de encontrar los factores clave que influyen en la prevalencia del parásito.
Según New Scientist, el equipo encontró una alta prevalencia de toxoplasmosis asociada al aumento de la temperatura, al incremento de las precipitaciones y muy especialmente un factor insospechado: habitar cerca de áreas urbanas.
Aunque hacen falta más estudios para conocer a fondo la problemática, los científicos relacionaron directamente las áreas urbanas con la presencia del principal huésped de toxoplasmosis: los gatos domésticos.
La toxoplasmosis es provocada por un parásito común que puede encontrarse en el agua y otros alimentos contaminados; sin embargo, los gatos domésticos y silvestres son su principal reservorio. El toxoplasma gondii está presente en los excrementos de un gato infectado y se puede contagiar al entrar en contacto con sus heces fecales.
En humanos, se trata de una enfermedad benigna y se calcula que entre el 30 y el 50 % de la población tienen este parásito; sin embargo, se trata de una enfermedad que rara vez requiere tratamiento y en la mayoría de casos pasa desapercibida, pues el sistema inmune la combate de forma eficiente.
No obstante, en mujeres embarazadas o personas con un sistema inmune debilitado, la toxoplasmosis puede provocar síntomas similares a la gripe y en casos excepcionales, complicaciones graves que ponen en riesgo la vida.
El estudio se suma a otras investigaciones que analizan los efectos dañinos para la vida salvaje de que los gatos domésticos deambulen libres en ciudades y áreas rurales. En el caso de la toxoplasmosis, el equipo considera esencial el manejo responsable de los gatos para evitar la propagación del parásito y sobre todo, minimizar el riesgo de brote de esta y otras enfermedades en animales salvajes.
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