Sucedió al sur de Gran Bretaña. Un equipo de paleontólogos descubrió un sendero de huellas prehistóricas, que arrojan luz sobre el flujo de animales y humanos primitivos por la región hace miles de años. A pesar de que, por siglos, el terreno estuvo recubierto por las olas, los investigadores de la Universidad de Manchester encontraron las impresiones en amplios bloques de lodo, adheridos aún al piso.
Según la datación preliminar de las huellas —hoy convertidas en fósiles—, los viajes de estas especies se aventuraban hasta 3 kilómetros sobre el mismo corredor natural en el actual Formby, al sur de Inglaterra. Los investigadores piensan que, cuando los glaciares se derritieron hacia el final de la Era de Hielo, los niveles del mar se elevaron. Éstas fueron las consecuencias.
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Durante milenios, las especies se acostumbraron a deambular a través de las masas continentales con un mismo acomodo terrestre. Sin embargo, cuando los glaciares desaparecieron, humanos primigenios y otras especies se vieron forzados a habitar tierra adentro. Fue así, asumen los científicos, como se formó este antiguo sendero de huellas prehsitóricas.
Los centros de la actividad humana y animal se modificaron con el cambio climático hace 8 mil 500 años, explica Live Science. Evidencia de ello quedó registrada en el antiguo sendero de huellas prehistóricas, ya que se aprecia claramente la impresión de patas de diferentes especies.
De acuerdo con el estudio, publicado recientemente en Nature Ecology and Evolution, hay rastros de animales que vivieron en el periodo Mesolítico, también conocido como la Edad de Piedra (desde el 476 d.C. hasta el 1450 d.C.). No fue lo único que encontraron.
Semillas de abedules, alisios y abetos prehistóricos quedaron atrapados en las capas de lodo. Hasta ahora, se estima que hay al menos 36 capas apiladas con evidencia ‘bien conservada’, según la describen en el estudio. Además, hay rastros de huellas de las siguientes especies:
Las huellas conservan esta calidad porque, en algún momento, se llenaron de arena. Con el tiempo, una capa ‘protectora’ de lodo contribuyó a que se preservaran todavía mejor. Aunque la capa externa es más vulnerable a la erosión, lo que quedó atrapado al interior se conservó perfectamente.
Para Alison Burns, investigadora líder del estudio, las huellas de este sendero prehistórico cuentan una historia. Particularmente las más antiguas:
«Era una huella humana que avanzó cuatro o cinco pasos y luego la persona se detuvo», detalló Burns en un comunicado.
Muy cerca, encontraron evidencias de rastros de aves. Lo más probable es que esta persona hubiera estado cazando pájaros, o explorando el terreno en busca de algo que comer. Para la especialista, esta franja de lodo es como una «increíble instantánea del pasado«.
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