Llegamos a Cerdeña y en lugar de la bandera verde, blanca y roja, vemos otra con cuatro cabezas negras: son los cuatro moros decapitados que nos hablan de la historia de esta gran isla.
Por su posición estratégica en el Mediterráneo, Cerdeña fue invadida por todos los imperios, lo que no hizo más que fortalecer la identidad sarda.
Hoy, esta isla de 2000 kilómetros de costa, con más de trescientas playas y ciudades medievales, recibe la invasión pacífica del turismo masivo en los meses de julio y agosto.
También recibe la silenciosa ocupación de los cataríes y rusos que compran su mansión.
Llegar a la isla es fácil. Vuelos low cost nos llevan en poco más de una hora de Barcelona a Olbia en el noreste, o a Cagliari en el sur. Por lo que el plan ideal es llegar por una ciudad y partir por la otra para recorrer la isla en auto.
Cagliari es la capital donde viven 150.000 habitantes que se triplican en el verano. Es la entrada principal a Cerdeña y un importante puerto para los cruceros por el Mediterráneo.
Cerdeña cuenta con barrios antiguos como Castello que se encuentra en la colina más alta. Como sugiere el nombre, este lugar albergó un castillo amurallado donde vivió el virrey de Cerdeña en el siglo XII.
La manera de acceder es por por las escaleras del bastión de Saint Remy, que si bien no es tan antiguo –data de fines del siglo XIX– se asienta en murallas del siglo XIV. Una vez arriba, una extensa terraza ofrece una vista panorámica de la ciudad, del Mediterráneo y el puerto.
La Torre del Elefante y la Torre de San Pancracio, son parte de recorrido. Estas fueron construidas en 1307 como parte de las fortificaciones de la ciudad ante la inminente invasión de los aragoneses, son parte del recorrido.
Entre plazoletas donde alguna vez se exhibieron las cabezas del enemigo, aparecen el Palacio Real y el Palacio de la Ciudad y la catedral de Santa María, del siglo XIII.
A los pies del Castello se extiende el barrio de la Marina, donde se destaca el edificio del Palazzo Civico sobre la Vía Roma. Poetto es la playa de ocho kilómetros de extensión en plena ciudad y el lugar para ver el atardecer con un Aperol Spritz.
A 250 kilómetros de Cagliari, en la costa noroeste está Alghero, la quinta ciudad en número de habitantes. Una extensa colonia de coral de excelente calidad le valió el nombre de Riviera del Corallo. Desde el hotel Villa Las Tronas se llega caminando al centro histórico que se anuncia con su muralla y torres. Allí está el Museo del Coral y en el centro, joyerías presentan joyas de oro y coral.
La influencia catalana no se queda en el nombre de la ciudad que alude a la presencian de algas, sino que se aprecia en el dialecto muy parecido al catalán. Igual se refleja en el nombre de calles, iglesias y edificios como la Piazza Civica o del Poul Vel, la Casa de la Ciutat y el Palacio de la Duana Reial.
El atardecer es la hora ideal para hacer el paseo marítimo que une la torre del Esperò Reial con la de la Polveriera y ver la media docena de torres y las catapultas con que se defendía la ciudad.
A pesar de ser rocosa, la costa urbana es apta para el baño porque sus aguas son calmas y se forman pequeñas piscinas naturales.
A una hora de Alghero está el pueblo de Bosa que se desarolla al pie del Castillo de Serravalle, del siglo XII. Hay un río con un puente y un punto panorámico para admirar el conjunto del castillo con las casitas de colores al pie.
De vuelta en la carretera, seguimos el viaje a la famosa Costa Smeralda. En el camino, cinco Ferraris de colores nos pasaron a la velocidad de autódromo, anticipo de lo que encontraríamos en el destino.
En esta costa del noroeste se encuentran las playas más espectaculares y el archipiélago de la Magdalena. No sorprende entonces que aquí se concentren los hoteles de lujo como Cala di Volpe y Pitrizza, el Pevero Golf Club, restaurantes sofisticados, bares de playa y clubes exclusivos como Billonaire.
Lo curioso es que no se concentran alrededor de un centro urbano, sino que están dispersos en las colinas y ensenadas que el mar dibuja en su costa.
Serán días de subir y bajar por la laderas por curvas cerradas hasta dar de pronto con playa o una cala –más cerrada que una bahia– como las de Piccolo Pevero de 120 metros, Romazzino, Capricioli, Petra Ruja entre otras.
Podremos encontrar arena fina, agua turquesa, y entorno de rocas, todo lo que uno puede pedirle a una playa perfecta.
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Baja Sardinia además de una playa extensa, cuenta con servicios, restaurantes y tiendas para comprar elementos de playa.
Erróneamente se llama Porto Cervo a la región, pero en realidad es el nombre de un shopping abierto de marcas de lujo, restaurantes y el hotel Cervo.
Gucci, Dior, Luis Vuitton, Dolce Gabbana son alguna de las tiendas en donde compran quienes se bajan de sus Ferraris, Maseratis y Lamborghinis.
Allí está también Marina Sarda, la más antigua y seria compañía de alquiler de embarcaciones. Si bien está permitido alquilarle a los turistas pequeñas lanchas con las que salen a navegar, no es lo más recomendable.
Marina Sarda cuenta con embarcaciones de distinto porte con las que planificar un paseo a medida, de medio día o día entero. Así llegamos hasta el archipiélado de la Magdalena, sesenta y dos islas e islotes que forman un Parque Nacional.
Nuestro capitán Emanuele Bazzoni ancló frente a Cala Testa di Polpo. Esta es una increíble ensenada en donde nos dimos un baño, y en Cala Napoletana, donde nadamos hasta la orilla de la isla.
Sin dudas, este paseo es uno de los motivos principales para visitar Cerdeña.
Es también el lugar para saciarse de pescados y frutos de mar: frégola con cocciula (ñoquis de sémola con almejas), espaguetis con botarga o con furtos de mar, son algunos de los platos típicos, junto a los culurgione, una pasta rellena de papa y menta.
La ciudad de Olbia, a 30 kilómetros de Costa Smeralda, será la última parada antes de despedirnos. Allí compramos las últimas prendas de lino y una botella de licor de Mirto, para recordar a este bella isla cuando lo bebamos.
Level, una aerolínea low cost cuenta con 9 vuelos semanales. Buenos Aires a Barcelona, desde 1000 dólares y 3 vuelos semanales. O bien, Miami a Barcelona desde el 31 de marzo por 703 dólares.
La tarifa básica se puede personalizar sumando menú, amenidades, internet a bordo, equipaje y asiento.
Volotea es otra areolínea low cost que conecta ciudades europeas. Hay tarifas de Barcelona a Cagliari desde 62 dólares, o de Olbia a Barcelona desde 68 dólares (un sólo tramo).
Palazzo Doglio. Vico Logudoro 1, Cagliari
Villa Las Tronas. Lungomare Valencia, 1
Luci du la Muntagna. Via Sa Conca 55, Porto Cervo
Cala di Volpe. Capriccioli, Porto Cervo
Este texto fue escrito por Silvina Pini y las fotos son de Mario Cherrutti. Puedes conocer más de su trabajo en @cherruttipinitravelers
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