Gladiadores: La verdad sobre los combatientes de la antigua Roma

Los gladiadores, protagonistas de las luchas más brutales que la humanidad ha visto, fueron a la vez parte de un espectáculo favorito de Roma.

La figura del gladiador es una de las más citadas por el cine y la cultura popular, cuando de recrear a la antigua Roma es la misión. Probablemente esto sucede porque se mira con asombro el que en la historia de la humanidad hayan existido este tipo luchadores que encaraban a criaturas con las que nadie, en su sano juicio, osaría ponerse en duelo. Pero, aunque cueste creerlo, los gladiadores fueron una realidad; eso sí, envuelta en algunos mitos. Te contamos lo que sabemos sobre ellos.

¿Qué eran los gladiadores?

De acuerdo con World History Encyclopedia, los gladiadores eran combatientes de la antigua Roma que, por su habilidad con armas y armaduras, luchaban ante el público, en juegos organizados, para brindar entretenimiento.

Estos combates, que solían ser  a muerte y que se celebraron oficialmente desde 105 a.C. hasta 404 d.C, eran encarnados por esclavos o prisioneros condenados, en su mayoría.

Orígenes y motivos

Siguiendo con la misma fuente, el espectáculo de los gladiadores era también visto como una oportunidad, para los emperadores y aristócratas, de mostrar en público su riqueza o bien para celebrar cumpleaños, conmemorar victorias militares o recibir visitas de importantes funcionarios.

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Hay, sin embargo, que señalar que en sus orígenes, los gladiadores se presentaron en los funerales de personas importantes para el imperio. Precisamente, como parte de la ceremonia fúnebre, se celebraba un combate en honor al difunto.

De hecho, la intención de que desde sus inicios la lucha de gladiadores fuera a muerte viene con el propósito de que el muerto tuviera asistentes armados en el otro mundo, una creencia que se heredó de los etruscos.

Gladiadores: Un evento de grandes expectativas

Según apunta Britannica, los espectáculos de gladiadores se anunciaban con varios días de antelación mediante carteles pegados en las paredes de las casas y edificios públicos. En estos, normalmente, se indicaban los nombres de las principales parejas de competidores, la fecha del espectáculo, el nombre del organizador y los diferentes tipos de combates.

Llegado el día, los gladiadores se presentaban con una procesión en la arena y un duelo simulado. Luego, la señal para la lucha real se daba con el sonido de la trompeta, y los que mostraban miedo eran empujados al campo de batalla con látigos y hierros al rojo vivo.

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El perdedor, en caso de no morir en el acto, solía pedir clemencia soltando el arma y el escudo y levantando un dedo. El rival tenía la opción de ser indulgente, aunque, para gusto de la mayoría, la clemencia casi nunca era la opción.

Por su parte, los ganadores, sobre todo aquellos que ya tenían acumuladas varias victorias, se convertían en los preferidos de la multitud, lo que se convertía en un aliciente más para ver otro enfrentamiento del mismo gladiador.

Animales contra gladiadores

Britannica señala que las venationes, espectáculos de la antigua roma con animales salvajes,  se escenificaban en un anfiteatro, normalmente en relación con los gladiadores.

En este sentido, se dice que el emperador romano, Julio César, fue quien mando a construir el primer recinto con el objetivo de dar estas exhibiciones.

Entre los animales más usados para las venationes estaban osos, leones, toros, hipopótamos, panteras y cocodrilos.

El final

Un parteaguas para el final de la era de los gladiadores fue, sin dudad, la llegada del cristianismo, con la cual los espectáculos empezaron a decaer en popularidad progresivamente.

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