Hace miles de años, una tormenta solar extrema azotó la Tierra con una intensidad inimaginable, marcando un hito en la historia del planeta. Este fenómeno, conocido como evento Miyake, superó cualquier aurora boreal que podamos imaginar. Aunque este año las auroras sorprendieron al observarse más al sur de lo habitual, no se comparan con la magnitud de aquella explosión cósmica que dejó huellas imborrables.
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Las tormentas solares extremas ocurren con poca frecuencia; hasta ahora, se sabe que solo seis han dejado rastros en la Tierra durante los últimos 14,500 años. Un equipo de investigación, liderado por Irina Panyushkina, del Laboratorio de Investigación de Anillos de Árboles de la Universidad de Arizona, y Timothy Jull, del Departamento de Geociencias de la misma universidad, identificó cuándo ocurrió la última gran explosión cósmica.
Los científicos analizaron los anillos de los árboles muy antiguos para buscar carbono-14, una variante radiactiva del carbono que se genera de forma natural y guarda la huella histórica del planeta. A través de este análisis, descubrieron que la tormenta solar extrema ocurrió en el año 664 a. C.
«Gracias al radiocarbono presente en los anillos de los árboles, ahora sabemos que en los últimos 14,500 años se produjeron seis fenómenos de Miyake», afirmó Panyushkina en un comunicado. «Si hubieran ocurrido hoy, habrían tenido efectos catastróficos en la tecnología de las comunicaciones».
Si ocurriera un evento Miyake en la actualidad, podría compararse con una aurora cientos de veces más brillante que las que vimos este año, señalaron los investigadores. Sin embargo, nadie podría fotografiarla, ya que la avalancha de partículas solares convertiría instantáneamente los teléfonos en ladrillos, dejándolos inutilizables.
Además, una tormenta solar extrema causaría graves daños en las redes eléctricas, los satélites y los sistemas de comunicación a nivel mundial. En general, dejaría un impacto masivo en nuestra tecnología.
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En 2012, científicos descubrieron por primera vez la existencia de tormentas solares extremas, conocidas como fenómenos o evento Miyake. Ese año, Fusa Miyake, un físico japonés, publicó un artículo en el que identificó la característica distintiva de estas tormentas: picos de isótopos de carbono radiactivo registrados en los anillos de los árboles.
Los eventos Miyake ocurren cuando el campo electromagnético del sol se debilita. Esto permite que el plasma solar escape al espacio, lo que intensifica la actividad solar. A medida que los protones alcanzan la atmósfera terrestre, desencadenan reacciones químicas que generan un aumento significativo de isótopos radiactivos.
«Los anillos de los árboles nos dan una idea de la magnitud de estas tormentas masivas, pero no podemos detectar ningún tipo de patrón, por lo que es poco probable que podamos predecir cuándo ocurrirá un evento de este tipo», afirmó la investigadora.
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