Una serpiente aplastada en un camino de Kirguistán resultó ser una víbora de foseta desconocida por la ciencia y según expertos, es probable que haya más especies por encontrar.
Unos restos recuperados en un camino montañoso del sur de Kirguistán han conducido al descubrimiento de una especie nueva de serpiente venenosa.
El herpetólogo Philipp Wagner reconoce que, aunque la víbora muerta estaba demasiado maltratada para llegar a una conclusión definitiva, muy pronto apareció otra en mucho mejor estado.
?La primera que encontramos fue atropellada y estaba muy, muy aplastada, así que no pudimos identificarla, pero el segundo espécimen estaba vivo?, dice Wagner, de la Colección de Zoología del Estado Bávaro, en Múnich.
Wagner era parte de la expedición Ciencia y Exploración en Europa de National Geographic, la cual encontró al nuevo crótalo, llamado Gloydius rickmersi, durante un estudio de vida silvestre en la apartada cordillera de Alai, en 2013.
El hallazgo fue inesperado, porque los reptiles generalmente tienen problemas para sobrevivir en el difícil ambiente montañoso a 3,000 metros de altura, agrega Wagner. (Lee: La rana en el lugar inesperado)
?Solo se sabe de una docena de especies de reptiles en esa región?, agrega. ?El periodo en que pueden reproducirse es de unos tres o cuatro meses del año. Comenzó a nevar apenas dos semanas después que conseguimos la serpiente, y era septiembre?.
Tipos rudos
A pesar de ello, los crótalos o víboras de foseta ?así llamados porque tienen en la cabeza dos fosetas sensibles al calor para detectar a sus presas- tienen fama de tipos rudos.
Parte de un grupo venenoso que incluye a la cascabel y la cabeza de cobre, las víboras de foseta pueden vivir en una gran variedad de hábitats, desde desiertos hasta bosques tropicales y laderas montañosas denudadas de más de 4,000 metros de altura.
En el caso de G. rickmersi, Wagner sospecha que su tamaño relativamente pequeño, de unos 50 centímetros, permite que el animal de sangre fría se caliente con rapidez.
Las serpientes más gruesas y largas ?no podrían elevar su temperatura corporal lo suficiente para sobrevivir en esas altitudes mayores?.
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No obstante, la víbora recién descubierta tiene una vulnerabilidad, como puso en evidencia el espécimen aplastado.
?La cantidad de serpientes recién atropelladas era muy alta respecto de los pocos autos que circulaban por allí?, dice Wagner, cuyo estudio apareció en la edición de enero de Amphibia-Reptilia.
?Tal vez hacía un poco más de calor en el camino, y como era casi fines de año, eso fue suficiente incentivo?. Sin embargo, Gernot Vogel, herpetólogo independiente de Heidelberg, Alemania, señala que los caminos de la región no son asfaltados sino rocosos, de modo que no serían más templados que el paisaje rocoso y desarbolado de los alrededores.
Serpientes en el camino
Por el contrario, Vogel sospecha que el equipo de expedición recogió los especímenes muertos en el camino porque el crótalo recién descubierto es nocturno, como otras víboras de foseta.
?No las buscaron de noche?, cuando las serpientes son más activas, dice Vogel, quien no participó en el hallazgo. ?Atropellaron las serpientes durante la noche y ellos las encontraron de día?.
Vogel, quien ha descrito ocho especies nuevas de víboras de foseta, opina que G. rickmersi pertenece a un grupo muy poco investigado, integrado por alrededor de media docena de especies estrechamente emparentadas, y dispersas en las extensas y áridas montañas de Asia Central, Rusia, China y Mongolia.
?Esas regiones han sido mal muestreadas, y no hay suficientes investigadores?, dijo Vogel. ?Sin duda habrá más especies?.
De hecho, Wagner podría tener en la manga otra especie desconocida procedente de la misma expedición en Kirguistán.
?Es un lagarto agámido, que solo se encuentra en esas grandes altitudes? a partir de los 3,000 metros y hasta los 5,000 metros o más?.
Parece que las víboras de foseta no son los únicos reptiles que disfrutan de vivir por todo lo alto.
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