Será la tercera ocasión en que la isla es visitada por un líder católico.
"¡Por aquí va a pasar el papa!", es una de las frases más repetidas estos días en La Habana. Brigadas de mantenimiento asfaltan calles, pintan casas o podan árboles por el recorrido que hará el famoso "papamóvil" de Francisco en su primera visita a la isla caribeña.
Los vecinos de los barrios de la capital cubana que se benefician de las reparaciones están contentos. "Esto sí que es un milagro", bromea Yanelis González, que, sin embargo, reconoce que la mayoría de los cubanos creen más en las religiones sincretistas de origen africano como la santería.
"Si nos visita un tercer papa siempre es bueno. Es que somos un país importante", cree González.
La visita de Francisco, la tercera que hace un papa a la isla socialista, es todo un acontecimiento en un país que ha acaparado este año los titulares por el histórico deshielo diplomático con Estados Unidos.
El gobierno cubano no quiere que falle nada en una evento que es considerado como un escaparate hacia el mundo. Cuba recibirá al primer papa latinoamericano con "afecto, respeto y hospitalidad, como merece", aseguró el presidente Raúl Castro en julio ante el Parlamento.
Tras su llegada el sábado al aeropuerto José Martí de La Habana, Francisco realizará un primer recorrido de 18 kilómetros hasta la nunciatura vaticana en el residencial barrio de Miramar. Estudiantes y trabajadores estatales tienen ya la tarea asignada de apostarse al lado de la carretera para saludar al "papamóvil".
Francisco cambia de vehículo en cada país que visita, pero el conductor siempre es el mismo, un miembro de la Guardia Suiza. También se mantiene la matrícula: SCV1, "Status Civitatis Vaticanae 1" (Ciudad Estado del Vaticano 1). Es la chapa que, por protocolo, siempre debe tener el auto en el que se desplaza el Sumo Pontífice. En esta ocasión se trata de un Peugeot que ha sido adaptado especialmente en la isla.
El domingo 20 de septiembre Francisco oficiará una misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, el principal acto de masas del papa en Cuba.
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Lugar habitual de las marchas de apoyo al gobierno, el altar coronado con una gran cruz de madera tiene en los laterales de la plaza los retratos gigantes del guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara y del cubano Camilo Cienfuegos. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, compartirá la tribuna con Raúl Castro como invitada especial.
Se espera que asistan miles de personas a la misa que será transmitida en directo, en un despliegue de medios poco habitual. Más de 50 cámaras de la televisión cubana cubrirán el evento.
"La visita es muy buena, porque el papa Francisco sólo busca paz y tranquilidad para todos los cubanos. Yo estaré allí bajo el sol para escucharle" dice Celia García, una mujer jubilada tras salir de la misa de una iglesia de la periferia de La Habana.
Jorge Mario Bergoglio es más conocido en la isla que sus antecesores. Sus frases en defensa de los más pobres se oyen a menudo en los medios de comunicación estatales, donde la jerarquía eclesiástica cubana apenas si cuenta en realidad con espacios, salvo en momentos puntuales como el actual.
Tras la llegada de Fidel Castro al poder en 1959 la Iglesia pasó por tiempos difíciles en Cuba.
La Habana y el Vaticano se enfrentaron después de que la Iglesia católica apoyase a grupos opositores en los primeros años de la Revolución y de que las nuevas autoridades expropiasen las escuelas católicas al nacionalizar la educación.
La religión católica desapareció luego prácticamente de los espacios públicos durante décadas. El Estado cubano se declaró ateo y el Partido Comunista de Cuba prohibía hasta 1991 a los católicos practicantes unirse a sus filas. Sólo en los últimos tiempos la religión ha vuelto a recuperar espacios.
"La gente estaba inhibida, pero las cosas que están por dentro no se pierden con facilidad. El que tuvo una fe y ahora siente que el ambiente no se lo impide, pues la expresa", asegura Manuel Hernández, diácono del Arzobispado de La Habana.
Juan Pablo II fue el encargado de devolver la fe católica a la isla con la primera visita de un pontífice a la isla en enero de 1998. Su sucesor, Benedicto XVI, le siguió los pasos en 2012. Ambos fueron recibidos en La Habana por Fidel y Raúl Castro.
El deshielo entre el gobierno cubano y la Iglesia católica avanza desde entonces paso a paso. En las afueras de La Habana, por ejemplo, se construye el primer templo católico en casi 60 años.
Los feligreses del barrio Antonio Guiteras, en el municipio de Habana del Este, podrán dejar de celebrar las misas en casas de vecinos cuando se inaugure la iglesia San Juan Pablo II, que se levanta en un terreno cedido por el Estado.
También hay proyectos de construir templos católicos en el municipio de Sandino, en la provincia occidental de Pinar del Río, y en Santiago de Cuba, en el extremo este del país, aunque las obras no han empezado aún.
Francisco visitará esa región en el oriente de Cuba antes de viajar a Estados Unidos, la siguiente parada de un simbólico viaje entre los dos viejos enemigos ideológicos. El papa estará el lunes en Holguín, donde oficiará otra misa multitudinaria, y al día siguiente visitará Santiago.